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Adopción de embriones: el nuevo debate ético sobre el comienzo de la vida

La práctica se extiende en los Estados Unidos y la mayoría consideran que están salvando una vida. ¿Se deben mantener criopreservadas en el tiempo o se pueden eliminar las células fecundadas?

Las preguntas flotan en el aire cada vez que se habla del tema: ¿qué pasa con los embriones que no se implantan? ¿Y si la pareja logra el embarazo en el primer intento y no usa los embriones restantes?
Se trata de uno de los "vacíos" que existen en torno a la fertilización asistida y que enfrenta -como otros tantos tópicos- a la ciencia frente a la ética.
En los Estados Unidos se comenzó a hablar hace un tiempo de "la adopción de embriones", una práctica cada vez más popular en ese país y en especial en clínicas cristianas, donde los futuros padres muchas veces tienen que cumplir los requisitos de estar casados y ser heterosexuales para acceder al tratamiento.
Recientemente se dio a conocer el caso de Jennifer y Aaron Wilson, que descubrieron que ella no podía quedar embarazada. La pareja de Carolina del Norte disponía de la opción de comenzar un proceso de fertilización in vitro (FIV), en el que óvulos maduros de la madre son fertilizados con esperma del padre en un laboratorio. También contaban con la alternativa de adoptar un niño.
Pero optaron por una tercera vía: recurrir a una clínica de fertilidad cristiana en Knoxville, Tennessee, para "adoptar" un embrión.
Son más de 600 mil los embriones congelados que se encuentran actualmente almacenados en los EEUU. La mayoría de ellos esperan ser utilizados por sus "padres biológicos" en un próximo intento de fertilización. Sin embargo, no todos esos embriones son necesarios y, según estimaciones, uno de cada 10 estaría disponible para donación.
El Centro Nacional de Donación de Embriones (NEDC, según sus siglas en inglés), donde fueron Jennifer y Aaron, recolecta los embriones que "sobran" luego de un proceso de FIV exitoso.
¿Deben ser los embriones mantenidos eternamente criopreservados o se pueden eliminar? Si la pareja cree que la vida humana comienza en el momento de la concepción, ese puede ser un dilema moral importante, similar al que se enfrentan las parejas pro-vida, que buscan un tratamiento de fertilidad.
El nuevo dilema radica en la decisión de apostar a un nuevo intento de FIV, en el que se podría engrosar la lista de embriones congelados "sobrantes", o directamente acudir a la adopción de uno de ellos.
"Creemos que la Biblia tiene varios pasajes que hablan sobre el hecho de que la vida comienza en la fecundación -destacó Aaron consultado sobre el motivo de su decisión-. Para nosotros, optar por la FIV, como cristianos, era engendrar un montón de niños.
Fuente: Infobae.

 
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