Rubén Kopelson nos ha enviado una foto del Museo Polifacético que se encuentra armando desde hace tres meses, donde los no videntes al tacto adivinan de qué se trata cada pieza que pone en sus manos, siendo el resultado muy positivo, haciendo crecer la autoestima de quienes son concurrentes de la Biblioteca Parlante, destinada a disminuidos visuales.
“En el caso de los que perdieron la vista de grandes es increíble como en pocos segundos descifran cada elemento, y los que nacieron ciegos, al recorrer cada pieza antigua, empiezan a conocerlas, y yo personalmente les cuento de su historia. Por ejemplo: días pasados conocieron máquinas de sacar fotos Kodak del año 1900 y otros elementos posteriores de los años 1920/1950, etc.”.
“Este proyecto es muy interesante y creo que seria importante que las Bibliotecas Parlantes del mundo contemplen la posibilidad de probar esta terapia. Todo es cuestión de generar cosas que no estaban a su alcance, pero en estos últimos tiempos, por suerte, se le esta dando mucha importancia a la inclusión de los discapacitados. Yo en mi caso en particular me he puesto esta obra al hombro, no es fácil, pero no imposible, solo hay que decidirse por ellos y a pesar que se encuentran muchas piedras en el camino para lograr los objetivos las satisfacciones llegan para agrandar nuestros corazones”.