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Mayo, Primer Gobierno Patrio.
Acontecimiento fundacional de la Nación.
Con la Profesora Nancy Schwindt hablamos sobre próceres, conflictos, consensos y paraguas.
25 de Mayo de 1810.
“Siempre, en nuestro país, teníamos y tenemos gente que sí piensa en el país. Gente que piensa que ser honrado, cumplir bien la labor, pensar en grande, pensar en el otro, no es una declamación vacía. Es un estilo de vida. Hay mucha gente a lo largo de la historia que ha tenido esos ideales. Manuel Belgrano, San Martín, Güemes, Juana Azurduy, entre otros. Hubieron muchos, como también Juan Martín de Pueyrredón. Pero estos no fueron los únicos; porque nadie hace nada solo. San Martín no podría haber cruzado los Andes solo. Quienes hicieron la revolución necesitaban gente que los acompañe. Una revolución se construye a lo largo del tiempo, entre muchos y unidos, aún con disensos”.

Hace varios años que es docente, es parte del equipo directivo del Instituto de Formación Docente Nº 160 e integra el staff de docentes del Profesorado de Historia de esa casa de estudios.
La consultamos para profundizar en la fecha que se celebra en la jornada de hoy, 25 de mayo, buscando comprender mejor la significación de lo que sucedió hace 206 años atrás, en preparación del Bicentenario de la Declaración de la Independencia.
“Después de más de 300 años nuestro país emerge como un pueblo que se quiere gobernar a sí mismo. Desde muchísimos años estuvimos gobernados por los españoles, y una ciudad, Buenos Aires, que decide cortar con esos lazos. Por eso este acontecimiento fue fundacional para nuestra historia como país”.


En la continuad de su análisis la Profesora de Historia consultada indica que “nuestra zona proveía de sus riquezas a España, en una situación de total dependencia política, económica y social. Una revolución no pasa porque sí. Y si tenemos que buscar por qué mayo de 1810 tenemos que buscarlo incluso fuera de América, tomar en cuenta las ideas del Iluminismo, de la Revolución Francesa, que cuestionaban el poder de un rey, hablaban que el depositario del poder era el pueblo, hablaban de una división de poderes. Todo esto fue llegando a América, especialmente a las universidades, y toda América se fue impregnando de este espíritu de que el pueblo tiene el poder y no un monarca que concentra su poder. Si a esto le agregamos cuestiones específicas, como las Invasiones Inglesas, en los años 1806 y 1807, donde un pueblo tiene que salir a defenderse de una invasión porque el Virrey, esto es la máxima autoridad del territorio, en lugar de defendernos se fue con el dinero de la corona, ¿qué hacía falta esperar? España no nos aportaba nada, ni protección, ni riqueza. Entonces era lógico que de a poco se gestara este movimiento de emancipación. Y que el Rey Fernando haya caído prisionero de Napoleón fue tal vez la causa desencadenante, la gotita que rebasó el vaso, pero no mucho más que eso. Esto motivó a nuestros criollos a exigir un Cabildo Abierto, un lugar donde todos podían ir a opinar y votar. Y en ese Cabildo Abierto exigir la destitución del Virrey. Esto fue mayo de 1810: la exigencia de un pueblo que venía sosteniendo una dominación que no le convenía desde ningún aspecto”.
Una revolución de la burguesía criolla.
La mayoría de nosotros debemos tener en la imagen alguna reproducción de un cuadro histórico, que muestra una plaza colmada, todos provistos de paraguas y todos queriendo saber de qué se trata. Ahora ¿todos?
Analiza la Profesora Nancy Schwindt que “la pintura es siempre una interpretación libre del autor que quiso retratar un momento. Lo de los paraguas es un anacronismo. El pintor analizó al componer su cuadro que el 25 de mayo había llovido, por eso resolvió pintar a toda la gente con paraguas, pero la realidad es que los primeros paraguas empezaron a llegar a nuestro país en octubre del año 1810, es decir que para mayo no había muchos. Había algunos de los que habían viajado a Europa y lo habían comprado como la novedad. Uno o dos años después del hecho, al hacer una pintura pensando en esa plaza, y como ya para entonces se habían multiplicado los paraguas, por eso se pintó así la espera en la plaza”.
Por otra parte, y en cuanto a la participación, “en la plaza había mucha gente, si calculamos lo que era Buenos Aires en 1810, que tenía más o menos 40, 45 mil habitantes, que es como el Partido de Coronel Suárez en la actualidad. Se cree que había 1.000 personas en la plaza ese día. Hoy nos parece poco porque hablamos de otro volumen de gente en las manifestaciones. Pero para entonces sí era mucha gente”.
En cuanto a los que estaban, “los sectores altos, que eran los que rivalizaban con los españoles en el poder. Eran los que habían ido a la universidad, a los que les había llegado la idea de independencia. No podemos hablar de una clase media, no existía en aquel momento. Y la plaza, en general, hay hombres con galera, mujeres con peinetones, vestidos largos y de puntillas. Quienes se vestían así eran las clases altas. Las clases más bajas no se habían enterado de mucho, ni que el rey estaba prisionero. Fue un movimiento de la burguesía y las clases altas porteñas. También estaban los negritos… ¿Quiénes no nos hemos disfrazado en la celebración de mayo? Y el rol que tenían era de vendedores ambulantes. No fueron a la plaza a pedir por la libertad, que sacaran al virrey. No, ellos fueron a vender sus escobas, velas, empanaditas de dulce de membrillo, como esclavos de un amo. Para ellos que el Virrey se fuera, que se formara una junta criolla o no, no les cambiaba la situación. Seguirían siendo esclavos, por lo menos hasta la Asamblea del Año XIII, que dictó la libertad de vientres. Ese 25 de mayo estaba la gente que estaba imbuida de todos los ideales de libertad, interesada en formar un gobierno patrio, apoyados por las milicias. No por casualidad quien preside nuestro Primera Junta, Cornelio Saavedra, era el jefe de las milicias; cualquier cosa que pasara estaba el apoyo de las milicias”.
Un proceso conflictivo.
“La voluntad de un grupo de argentinos de formar un gobierno patrio. Eso es mayo de 1810. No es más que un inicio para lo que este año festejamos con gran pompa, el Bicentenario de la Independencia, el 9 de julio”, dijo la docente consultada.
Agregó que “es importante señalar que estamos hablando de un proceso que fue conflictivo. Es bueno apuntar esto, porque uno cree que los intereses políticos son de ahora. En esa reunión del 24 y el 25, cuando el Cabildo estaba reunido, había gente que para no perder sus puestos no quería que el Virrey se fuera. Y luchaba para sostener el gobierno español en nuestros territorios. Había otra gente que no, que estaba convencida que como nativos de esta región teníamos que gobernarnos por nosotros mismos. Declarar la independencia fue un tema de debate que se prolongó hasta seis años después. Es decir que hubo conflictos, intereses, posiciones enfrentadas. Lo que nos está pasando ahora ha pasado siempre. Disensos, conflictos, dificultad para el acuerdo, gente interesada en su cuestión particular y que no puede pensar más allá de eso, en lugar de pensar en el bienestar de un país. Gente que se queda con lo que no es suyo (el Virrey que se lleva nuestro dinero). Esto siempre ha existido. Pero siempre, en nuestro país, teníamos y tenemos gente que sí piensa en el país. Gente que piensa que ser honrado, cumplir bien la labor, pensar en grande, pensar en el otro, no es una declamación vacía. Es un estilo de vida. Hay mucha gente a lo largo de la historia que ha tenido esos ideales. Manuel Belgrano, San Martín, Güemes, Juana Azurduy, entre otros. Hubieron muchos, como también Juan Martín de Pueyrredón. Pero estos nos fueron los únicos, porque nadie hace nada solo. San Martín no podría haber cruzado los Andes solo. Quienes hicieron la revolución necesitaban gente que los acompañe. Una revolución se construye a lo largo del tiempo, entre muchos y unidos, aún con disensos”.

 
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