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Pilar Sordo se presentó en Coronel Suárez.
Sala colmada del Teatro Italia.
“La decisión de ser feliz debe ser adoptada con los dolores que vivimos y no esperar a que estos desaparezcan para tomar contacto con ese concepto”.

Pilar Sordo se presentó en la noche del miércoles en el Teatro Italia colmando todas las expectativas de un numeroso público que ocupó toda la capacidad de la platea ávidos de una nueva conferencia donde propuso aspectos psicológicos de nuestra realidad, llegando a entender la felicidad como una decisión permanente y diaria.
“La decisión de ser feliz se debe de tomar con los dolores que vivimos y no esperar que estos pasen para tomar contacto con el concepto. Deja de ser por esto un concepto anhelable y permite entender que felicidad y dolor son dos caras de una misma moneda: la vida”, asegura la autora chilena.
Además, la psicóloga, especializada en psicología femenina asociada a infertilidad, trastornos de alimentación, menopausia y conexión de estos elementos con el trabajo, sexualidad adolescentes y adulta, familia, valores y mujeres, plantea la necesidad de incorporar elementos de responsabilidad, el buen ejercicio de la libertad y la fuerza de voluntad como ingredientes esenciales en el logro de objetivos, equilibrio trabajo-familia, resolución de conflictos y buena comunicación.
“Para ser feliz hay que darle un significado a lo que nos ocurre y poder convivir con ello, no simplemente por estar contento”.
A continuación, algunas de las reflexiones que dejó Pilar Sordo durante su presentación en la sala del Teatro Italia de nuestra ciudad de Coronel Suárez, continuando con la temporada 2016 que se inició con la presentación de Gabriel Rolón y ahora donde Pilar Sordo expone lineamientos básicos para entender que ser feliz “es una decisión”.
“Para nosotros todavía el tema de la felicidad suena como algo medio manoseado, donde todo el mundo siente que puede hablar de eso, pero yo quería saber qué le pasaba a la gente con respecto a esto. Arrancó esta investigación que terminó durando casi cuatro años, en edades entre los 5 y los 97 años, Mendoza participó en la investigación. Con todo tipo de diversidades y niveles socio-económicos distintos, nos dividimos en tres distintas áreas. Y lo primero que hice fue hacer la pregunta de mi abuela ¿Por qué no se nos nota? (la felicidad). Y ahí aparece algo que para mí fue sorpresivo, no porque no apareciera en los otros países, sino porque estaba agarrando una fuerza muy grande en nuestros países y claramente las cifras eran muy superiores a esta variable que se notaba en Centroamérica, que era empezar a darme cuenta que nosotros a lo largo del tiempo, y esto ha ido aumentando, le hemos ido dando un espacio social casi de reverencia a la gente de mal humor. Extrañamente estas personas empezaron a ser vistas como inteligentes, maduras, creíbles, sólidas, cultas, porque ese personaje que anda cagado de la risa pensando que todo está mejor pensamos que ese personaje debería ir a terapia”.
Las emociones: cómo afrontarlas. Seres movibles o seres rígidos. La pésima definición del concepto “fortaleza”.
“¿Por qué debería pedir disculpas por emocionarme, por reírme fuerte o pedir disculpas por llorar? Esto tiene que ver con tener una pésima definición de fortaleza. Ser fuerte significa como ser invulnerable, impenetrable y eso a lo largo es mucho más patológico que cualquiera que otra cosa. Y les voy a hacer una analogía con las estructuras arquitectónicas para los terremotos: los edificios que no se caen por los terremotos son los asísmicos y son los que se mueven mucho. Los edificios que se caen son los que no se mueven, porque se rompen por dentro. Con las estructuras mentales pasa exactamente lo mismo. Las estructuras mentales que resisten todos los problemas que la vida pueda traer son las estructuras movibles, las que se ríen cuando hay que reír, las que lloran cuando hay que llorar, las que dicen que tienen miedo cuando tienen miedo, las que son capaces de enojarse, las que son capaces de expresar los sentimientos, las que son vulnerables, las que son capaces de pedir perdón cuando se equivocan. Esas estructuras nunca van a tener ningún tipo de alteración de la personalidad; jamás. Las estructuras mentales que cagan son las rígidas, esas invulnerables que todo el mundo reconoce como de una fortaleza increíble, pero que a la primera crisis se hacen mierda por dentro, porque no saben moverse en una situación que no pueden controlar”.
Dos palabras para dejar de usar.
En su investigación sobre la felicidad Pilar Sordo también plantea dos frases que decimos a menudo. Ellas son: “me encantaría” y “voy a tratar”. La psicóloga chilena afirma que decirlas no nos ayudan a vivir mejor porque “las cosas se hacen o no se hacen. Los deseos por sí solos, sin voluntad, para lo únicos que sirven es para frustrarnos”.

 
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