Eran casi la 21 horas de ayer cuando el jugador de fútbol de Nueva Chicago, Rodrigo Espíndola, fue asesinado de un tiro en el pecho por delincuentes que querían entrar a su casa de la localidad bonaerense de Monte Grande.
El crimen ocurrió en apenas segundos y frente a la esposa y el hijo del futbolista. Según relató un vecino que presenció cómo fue la violenta secuencia, tras ser herido apenas le alcanzó para decir: "Me voy a morir". La víctima fue llevada a una hospital de la zona pero los esfuerzos fueron inútiles. El "Rulo" Espíndola, como lo conocían en el ambiente, murió asesinado de un tiro.
Las cámaras de seguridad instaladas en una vivienda frente a la del jugador registraron el momento en que el deportista fue sorprendido y baleado por los ladrones. Las imágenes son crudas y muestran cuando el también ex jugador de Chacarita y Racing llega a su casa en su Renault Clío y lo guarda en su garaje.
Previamente su mujer y su hijo bajaron del coche y pasan caminando hacia la casa apresuradamente, como sospechando que algo no andaba bien. Espíndola ahí cierra el portón y de un momento a otro apareció otro vehículo que se detiene y del cual baja un hombre.
El jugador se dio cuenta de que lo van a asaltar, forcejea con él hasta que dispara. La víctima cae en el suelo y el ladrón sale corriendo hacia el auto. "Se escuchó una explosión. Miro por la ventana y veo al chico de enfrente tirado en el piso. (...) Ya estaban todos los vecinos yendo a ayudar", contó el joven.
El custodio ejecutado en Lanús
La víctima fatal fue identificada como Pablo Llendo, tenía 40 años y tres hijos, entre ellos una beba de un mes. Fue asesinado el miércoles a balazos y su compañero resultó herido cuando delincuentes asaltaron a un empleado de una financiera, en la localidad bonaerense de Remedios de Escalada, partido de Lanús.
Los custodios debían trasladar al empleado de la financiera hacia un banco. Lo hacían a bordo de un Volkswagen Suran rojo. Cerca de las 13:30, al momento de atravesar la avenida Hipólito Yrigoyen al 6.400, un hombre bajó de una camioneta Pugeot Partner, se acercó al vehículo y amenazó a los dos trabajadores de seguridad con un arma de fuego, mientras otro en una moto realizaba las tareas de apoyo.
Segundos después, el delincuente que bajó de la camioneta disparó contra los dos hombre. Pablo murió dentro del auto. El compañero está internado y fuera de peligro en el hospital Evita de Lanús. El empleado –que transportaba cheques- salió ileso.
El homicidio es investigado por la fiscal María Lorena González, a cargo de la Unidad Funcional de Instrucción 14 del Departamento Judicial Lomas de Zamora.
El prefecto asesinado frente a su nieta
"Nos dijeron que nos quedáramos quietos. Cuando este tipo nos apunta a mí y a mi hija, mi papá se puso mal. Abrió la puerta de la camioneta, intentó desenfundar y le pegaron tiros en la cara. Lo desfiguraron", relató a Infobae Erica, la hija de Rosario Toledo, un prefecto que fue asesinado el martes por dos motochorros en la localidad bonaerense de Pacheco.
El crimen ocurrió poco después de las 20, cuando el oficial llegó a la casa de su hija –ubicada en las inmediaciones de Nordelta- para dejar a su nieta de dos años como lo hacía todos los días. Según el relato de Erica, luego de estacionar su camioneta Ford Eco Sport, el prefecto le entregó la nieta a su hija y al marido. En ese momento, los dos delincuentes se acercaron a la familia sin decir exactamente qué era lo que querían.
Apenas llegaron a meterle la mano en el bolsillo. "No sabía qué era lo que querían. No decían si querían entrar a la casa o si querían llevarse la camioneta", contó la mujer en diálogo con este medio. Fue ahí que Toledo quiso sacar su arma, pero los ladrones fueron más rápidos y le dispararon en la cabeza. Murió en el lugar y los delincuentes huyeron. Uno de ellos -que contaba con el beneficio de salidas transitorias- fue capturado horas después.
Fuente: Infobae.