Este sábado, a las 9 de la mañana, se inicia un curso de cocina organizado por la Asociación Italiana “Luciano Manara”, que estará a cargo de Oscar “Tito” Cimarosti y de Graciela Linder.
En la tranquilidad del establecimiento Gringo Viejo, con el placer de compartir con Tito y su esposa Mabel un desayuno donde buena parte de lo que hay en la mesa huele a casero, y todo el entorno remite a un ameno clima familiar, empieza la entrevista disculpándose porque “no soy un profesional de la cocina. Pero voy a estar con Graciela Linder, ella es profesional, ella estudió. Se dedica a la repostería, prepara comidas y demás. Yo le daría el toque simbólico italiano”.
El taller está programado para tres meses, en principio, y Tito Cimarosti cuenta que “voy a trabajar más sobre los platos míos, de mi restaurante. Porque mi estilo es más de cocina familiar; en realidad la cocina italiana es comida familiar. De todas maneras algo me han contagiado mis amigotes, como Francisco Ciganda y Mauro Dewald. Voy a hacer fuerza sobre lo clásico, colorido y abundante que tiene la cocina italiana, usando mucho de vegetal y animal, o sea, todo lo que la naturaleza pone a disposición que es lo que la cocina de Italia utiliza. Será también una oportunidad de aprendizaje para mí, porque Graciela va a estar enseñando a usar la levadura, que yo no sé, porque va a estar haciendo pizzas, calzone y demás”.
Por supuesto que va a estar enseñando a hacer pastas, que son su fuerte.
Sobre el punto de cocción Tito Cimarosti dice que “la pasta se debe comer al dente. Cuando uno lo muerda que se sienta, tienen que ser firmes. Lo que pasa es que las pastas italianas llevan mucho huevo y eso también le da una firmeza. Nada tiene que estar pasado de cocción. Tengo un palo de amasar que me lo hizo Silvano (su hijo) en la Escuela Técnica, de madera dura, de 11 cms. de diámetro, que amasa hermoso. Para casa lo hago a mano, lo dejo orear y luego con el cuchillo bien filoso corto los tallarines. Vamos a enseñar en el taller las dos formas de hacer las pastas. La comida italiana tiene mucho de sentimiento. Por eso la idea es no solo cocinar, sino armar un equipo humano, donde compartamos, disfrutemos. La comida es un arte. Disfrutar del arte de la cocina, de eso se trata. Mi mamá tenía una mano única para hacer los ravioles y eso se lo transmitió a mi hermana. Podría recordarle a través de este medio que hace rato que no voy. Hace unos ravioles donde todo es suave, todo es delicado. Dan ganas de no parar de comer. Eso es lo que hacía mamá y ahora son los ravioles de mi hermana”.
Agrega: “para mí es un placer cocinar. Yo digo cuántos pintores, cuántos escultores hacen obras y no las pueden vender, no las disfrutan. En cambio uno hace una comida, que es una manera de hacer arte, y se la comen toda! Qué mayor satisfacción para un artista que la gente coma todo y pase el pan al plato! A propósito, el otro día escuchaba a un especialista en protocolo en la mesa que está permitido pasar el pan dos veces por el plato… quiere decir que está permitido pasar el pan! Uno puede pasar diez veces el pan, pero si dentro de la cocina de etiqueta está permitido pasar el pan dos veces, quiere decir que también nos podemos dar este gusto que corona un buen plato italiano!”.
Este sábado a las 9 de la mañana comienza el taller de cocina italiana, en la sede de la Asociación, en calle Mitre.