En la noche del miércoles se llevó a cabo el acto de despedida de tres educadores que han dejado sin lugar a dudas su impronta en el proceso educativo de la ciudad y quienes no solo forman parte del sistema, sino que el compromiso y la superación marcaron sus pasos en los niveles superiores de la educación, donde han sido siempre pilares fundamentales en su actualización constante, abrazando el perfeccionamiento de manera siempre sostenido.
Han sido fieles continuadores de aquellos principios iniciales de las épocas del viejo Colegio Nacional, de la línea emprendida por Julio Cesar Lovecchio y tantos más que han sido continuadores de esas profundas convicciones, llegando a estas épocas de grandes desafíos, de cuestionamientos y la necesidad de profundizar en cuanto interrogante se presenta, luchando a veces en soledad, cuestiones que tienen que ver con las metodologías y medidas que rodean al sistema.
En la previa del acto, que se llevó a cabo con todo sentimiento, donde los tres profesores agasajados no pudieron ocultar la emoción del momento, la profundidad de las palabras de despedida del Director Institucional Profesor Pablo Paissaud, la Regente del Instituto Nº 160 Profesora Nancy Schwindt y la Profesora Adriana Schwindt, respectivamente, y no podemos soslayar la profundidad de los conceptos de la Profesora Santarossa, su inteligencia y profundas convicciones en su línea formadora, la personalidad de Claudia Acosta, su trabajo constante, su sencillez y el amor con que abrazó su carrera pedagógica, y lo propio ocurre con Jorge Farinella, quien finalmente se quedó con el aula a pesar de las responsabilidades superiores que le correspondió llevar a cabo.
Los alumnos y cuerpo directivo fueron los encargados de entregar los presentes recordatorios, pero fundamentalmente los tres se llevaron una de las mayores emociones que su trabajo profesional les ha concedido, el reconocimiento de sus pares y el cariño y afecto de sus alumnos; ha sido el momento de la cosecha después de tantas horas de clases, preparación en casa restando horas a la familia y al descanso, algunas veces el agobio, pero por siempre y ante todo la profunda vocación de educar y enseñar.
Hubo presencias destacadas, como Ana Maria Brito de Santarossa, histórica docente de toda la vida de la Escuela Nº 2, “las famosas maestras de Saino”, acompañando a Alessandra, Don Juan Carlos Acosta, otro histórico vecino del Barrio Altos Balcarce, compartiendo la emoción de la despedida de Claudia y la Ingeniera Maria Eugenia Queipo, quien a pesar de su fuerte personalidad no pudo disimular el fuerte contenido emotivo del acto, al momento de pronunciar sus palabras su esposo Jorge Farinella.
Párrafo aparte verla sentada en la primera fila, preciosa como siempre y elegante, a Norma Montes, Directora del ex Departamento de Aplicación, hoy Escuela Primaria Nº 46, junto a Carolina y Claudia, las tres como siempre bellísimas por dentro y por fuera.
Una noche de grandes recuerdos y emociones.