Visiblemente joven, con mucha energía, con mucho para entregar todavía a la educación, tras 34 años como docente y directivo y 41 años en total (si se le agregan los 5 años en los que fue alumna), Silvia Kolonskiy se jubiló como Directora de la Escuela Agropecuaria.
Es una pérdida para la institución educativa porque se despide una persona que tenía más que puesta la camiseta de la escuela, estampado en su corazón este establecimiento educativo al que vio crecer, al que ayudó a crecer, mientras iba progresando a la par en su hacer docente.
Justamente, en una informal y muy, muy cálida despedida que el viernes por la mañana le tributó toda la comunidad educativa, alumnos y docentes, donde nadie ahorró lágrimas y emoción, una de las cosas que destacaron es que como Vicedirectora, y como Directora este último tiempo, Silvia nunca estuvo por encima, sino que siempre estuvo a la par de sus docentes, trabajando codo a codo en pos de los alumnos.
Consultada por La Nueva Radio Suárez luego de la despedida que le hicieron los alumnos y docentes en el patio de la escuela, dijo que “me dieron una muy linda sorpresa, a mí no me gusta el protocolo, ellos lo saben. Fue esta como una despedida de entrecasa. Lo que dijo Marcela (la Secretaria) me emocionó mucho, fue mi filosofía de gestión: ir juntos a la par, trabajar en equipo y que todas las decisiones sean tomadas por consenso”.
Reconoció sentir “una mezcla de emociones. Por un lado estoy feliz, porque he cumplido con una etapa, cierro una etapa de mi vida. Sé que se abren otros caminos, se abren otras puertas. Esta decisión de jubilarme ahora tiene que ver con eso, incursionar en otras cosas. Lo único que sé, lo único que viví es la Escuela Agropecuaria. Comencé gateando con la escuela y termino con el bastón de la escuela, escalando pasito por pasito, como alumna, como profesora, como preceptora, como preceptora residente, como encargada de laboratorio, Jefe de Departamento, como Vice y la última oportunidad que me dio la vida fue terminar como Directora. Siento que se cierra una etapa de mi vida. Me voy tranquila, muy en paz, porque he dado todo por la escuela y eso me llena el alma”.
En un amor incansable hacia la Escuela Agropecuaria le habló a los jóvenes alumnos diciéndoles que “valoren lo que tienen, ellos son la vidriera, el futuro, ellos son la escuela. Somos reconocidos a nivel distrito, provincia y nación. Que no se pierda la filosofía de vida de la escuela. Esto de ir juntos a la par, de acompañarnos, escucharnos y de subirnos todos al mismo tren hacia el objetivo que tenemos como escuela”.