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Como se pide.
“Viejo…. Los trapos”
Por Julio Zaballa.

Viejo y otros despreciativos se usan toda vez que alguien más joven pretende tomar distancia de aquel que ya no puede emularlo en las acciones diarias. Hay uno que es hermoso, abuelo, pues nos llena de orgullo y felicidad pero no es el más habitual. Por ello me voy a centrar en el mas usado, viejo.
Te digo, ese viejo o vieja que tienen la Gracia de Dios de aun poder contarlo, ha caminado el mismo camino que vos, con la diferencia de que ellos ya están en el final de la meta que todo ser humano tiene como Plan de Dios.
Pensa, que ellos han tenido que ser muy valientes, sufridos, perseverantes y si son esposos, amarse mucho para haber transcurrido tantos cambios, desde lo climático, hasta la vida cotidiana y de una sociedad inter-relacionada. A vos ya muy poco te sorprende. Nosotros transcurrimos nuestra vida de sorpresa en sorpresa, tanto en lo tecnológico como en lo social o político. Y no solo lo aguantamos sino que nos hemos adaptado, muchas veces con dolor o a regañadientes. Eso nos sumó experiencia y sabiduría, que sé no importa mucho o nada ya que es más fácil recurrir a Google si tenés una duda sobre la historia pasada. Claro que la historia de tu ciudad o tu familia no está en internet y mucho menos en los programas de estudio de historia, por lo tanto no te interesan y al desconocerlos menosprecias la VIDA acumulada de abuelos o padres tuyos. También la de tu comunidad, tu ciudad, que ellos los viejos como vos los calificas, transitaron en ocasiones con mucho sacrificio.
No creas que no pasamos esos momentos de amor y pasión entre sexos de la cual hoy te vanaglorias haciendo uso y abuso de tu juventud. En eso muy pocas cosas han cambiado. En todo caso el desenfado y en ocasiones la ausencia de respeto entre hombre y mujer, pero bueno….es otro mundo.
Crees que a nuestra edad no vivimos con pasión, amor y felicidad nuestra relación de pareja-esposos. Te equivocas y mucho. En casos podemos ser mucho más apasionados que ustedes, quizás no en cantidad pero sí en calidad. Aun no sabes porque tenés juventud, lo que es tener amor con quien has compartido tu vida durante más de cincuenta años, 159 millones de horas o 18 mil días. Criado hijos, ver nacer a tus nietos. Construir su hogar juntos. Crecer juntos en ese desafío que es la vida. No tenés idea. Esos dos seres, viejos como vos decis, se besan con la misma o más pasión que cuando tenían tu edad. Hacen el amor sabiendo que el otro ya no es joven ni tiene la piel suave pero que esos cambios se deben a la transformación natural, con el aditamento de que juntos, se han hecho el uno al otro. No tenes idea de lo hermoso que ello es. Sabes lo divino que es caminar de la mano y que esos latidos que perciben en sus manos, es el mismo que los hicieron enamorar cuando se conocieron. Que cuando hablamos de nuestras hijas o nietos, nos llenamos de alegría porque tenemos idénticas sensaciones formadas en una vida de interrelación, con dimes y diretes pero vida al fin.
Poder llorar ante tu pareja sin temor o vergüenza pues generalmente es un dolor que tiene que ver con algún ser querido, un hijo o una hija o peor, una nieta o nieto que sufre. Llanto que sobreviene por la impotencia de no tener la solución o el remedio a mano para calmarlo. Todo eso tiene un valor incalculable que sería bueno que lo indagaras entre tus “viejos” queridos. Te ayudará a no cometer los mismos errores o a imitar las buenas experiencias para mejorar tu vida sin tener que repetir prácticas que desgastan.
En algo tenés razón, ya no somos útiles a esta sociedad de consumo que te tiene a vos como ídolo o esclavo, según desde donde lo mires. Pero, como a vos te va a pasar lo mismo, no hagas lo que no quieras que te hagan cuando pasen esos 18 mil días. No sea que este descrédito que hoy vivimos los mayores, se agigante y tus hijos y los hijos de los otros, te tiren a un costado y sufras mucho más que hoy lo hace nuestra generación.
No te causa extrañeza que se rinda honores a quien ha sido herido o le quedan secuelas de la guerra; y los achaques o dificultades que tienen tus padres o abuelos que son heridas o achaques de haber estado en el frente de batalla de la VIDA que les tocó enfrentar. ¿No se merecerían también respeto y consideración en igual o mayor medida? Es un desafío que te propongo.
Se trata de no escupir para arriba. Y aunque te parezca una exageración, dedícate al hoy, pero prepárate para el mañana. Primero tu salud. El cigarrillo y otras adicciones no te ayudan en nada y te pasan factura y grosas cuando pasas los sesenta. También mejora tu relación de pareja. Cuando lleguen a nuestra edad, que tengan muchas cosas para compartir. Sus cuerpos, sus besos, sus caricias, sus recuerdos. Los amores de hijos y nietos. Amigos, Familiares. No sabés como ayuda eso en la etapa final. Acostarse la siesta o en la noche, tomarse de la mano, compartir una película o comentarios afines, te permiten una vida sana y feliz. Tendrás quien te atienda con amor en la enfermedad. Ambos sabiendo que sostener esa VIDA compartida, es parte indisoluble del Plan de Dios que tenemos que honrar. Espero te sirva como humilde aporte testimonial.
JULIO ZABALLA
DNI 5.492.952

 
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