La misa exequial fue presidida por el Arzobispo de Bahía Blanca, Monseñor Guillermo Garlatti, quien precisó que Montero se trató de "una figura extraordinaria: un sacerdote entregado a Dios, a la Iglesia y a los hermanos".
"Fue un hombre amable, afable y con trato excelente, que tenía su temperamento y su carácter, pero incluido siempre con sus hermanos y como servidor de los demás", manifestó.
Previamente Garlatti junto al Padre Sergio Jara, Diáconos presentes y fieles oraron ante el féretro ubicado en la faz inferior del altar escoltado por velas.
Durante la celebración fue rezado un responso por el Padre Sergio Jara, quien llegara a Saavedra solicitado por Monseñor Montero para ser su asistente y luego su sucesor.
Además, quien fuera uno de sus monaguillos en Coronel Suárez, Sergio Lezica, leyó una poesía autoría de Montero, titulada “Virgencita de Luján”.
Luego, los restos fueron llevados hasta su morada definitiva en la Ermita de Saavedra.