La pasión de Jesús es real y actual. El motivo de sus dolores es el de siempre: el pecado. Cada vez que un cristiano peca, de algún modo crucifica de nuevo a Cristo. En cambio, cuando llevamos por amor a Jesús la cruz de cada día podemos decir, como San Pablo: "Completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia" fue uno de los pasajes en todo el transcurso del Via Crucis que fue organizado por el Movimiento Scout de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen con la colaboración de los organismos de la iglesia que se suman a este acto que marca el símbolo y el significado del Viernes Santo.
Después de las 19 horas el Vía Crucis se inicio desde la Parroquia Nuestra Señora del Carmen por calle Belgrano y desde allí recorriendo varias calles hasta tomar por la Avenida Libertador General San Martín para concluir en todo el perímetro del Cristo del Camino en la intersección de la rotonda que une es Avenida con la Alemanes del Volga en dirección a los Pueblos Alemanes.
Como siempre una multitud se concentra en el lugar y otra llega en el Vía Crucis presidida por el Párroco Diego Kessler, los diáconos y los monaguillos para luego desarrollar las ultimas estaciones con la pasión y muerte de Jesús, nuestro salvador contemplando los dolores en el cuerpo y en el ama de señor, con gran realidad y sentidas reflexiones de un "Vía Crucis" que significa "camino de la Cruz", es decir, el que recorrió Cristo durante su Pasión, desde el pretorio de Pilatos hasta el Calvario.
Dicha expresión se utiliza también de modo habitual para designar una forma de oración acompañada de meditación sobre los acontecimientos ocurridos en ese camino de Cristo, al que se añaden el hecho de su muerte en la cruz, el descendimiento de la misma y su sepultura. Junto a diversas oraciones, en general de penitencia y arrepentimiento, se van intercalando catorce meditaciones, que se llaman «estaciones», porque los que hacen este ejercicio de piedad se «estacionan» o detienen unos momentos para meditar en cada uno de los misterios.
Mientras marcha el Vía Crucis por las calles hasta el destino final fueron numerosos los vecinos, las familias que se fueron incorporando en las esquinas donde se incorporaron tras el paso lento que demandó más de una hora desde la partida frente a la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Como reflexión final se expreso que “Es necesario meditar y conocer bien la vida y persona de Cristo, también su Pasión y Muerte, para facilitar la identificación con El a que está llamado todo hombre. Esta devoción es de gran importancia para la vida cristiana. Nos da la oportunidad de contemplar la pasión y muerte de Jesús, nuestro Salvador. Contemplación de los dolores en el cuerpo y en el alma del Señor. Recorrer la Vía dolorosa actualizando sus sufrimientos. La pasión de Jesús es real y actual. El motivo de sus dolores es el de siempre: el pecado. Cada vez que un cristiano peca, de algún modo crucifica de nuevo a Cristo. En cambio, cuando llevamos por amor a Jesús la cruz de cada día podemos decir, como San Pablo: "Completo en mi carne lo que falta a la Pasión de Cristo en beneficio de su cuerpo”
Tras la conmovedora crucifixión y el traslado al santo sepulcro, con efectos especiales de luz y sonido un silencio abrumador marco el final de este acto religioso que se repite todos los años en el viernes santo para producirse la desconcentración de la impresionante muchedumbre que participo en la noche del Viernes Santo.