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Semana Santa para la comunidad Católica.
Padre Diego Kessler: “Jesús en la cruz toma todos y cada uno de los aspectos de la vida para que nosotros podamos afrontar los problemas límites”.

Luego de haber recibido al Obispo Co Adjutor de la Arquidiócesis de Bahía Blanca para la celebración del Domingo de Ramos, el Cura Párroco Diego Kessler expresó que “fue algo muy especial, superó nuestras expectativas por la cantidad de gente que se reunió. Implicó la celebración, además del Domingo de Ramos, del cumpleaños número 91 del Padre Daniel, acontecimiento en el que el Obispo quiso estar presente. Con esto dimos la apertura a los actos propios de esta Semana Santa”, dijo el Padre Diego Kessler, Párroco de la Parroquia Nuestra Señora del Carmen.
Los Sacerdotes de Coronel Suárez también participaron de la misa crismal en Bahía Blanca, donde el Obispo, “de un modo especial, resaltó las implicancias de esta misa, en la que se celebra la institución del sacerdocio”.
El Padre Diego explicó los diferentes momentos que se vivirán entre el Jueves y Viernes Santo.
“El jueves tendremos la celebración de la Última Cena, donde se hace la institución del sacerdocio y el mandamiento de la caridad, representado con el lavatorio de los pies. Una vez finalizada la celebración vamos camino a lo que es el huerto de los olivos. Por eso se coloca al Señor en un altar lateral, un monumento, donde se hace entre las 22 horas del jueves hasta el mediodía del viernes, lo que es el acompañamiento de Jesús, que no solamente va en oración, donde en juicio lo llevan de un lado hacia el otro. Culmina al mediodía con la crucifixión propiamente dicha. A mediodía retiramos todas las cosas, y a las 4 de la tarde hacemos la celebración de la Pasión o celebración de la Cruz. Esta celebración es muy particular, porque en un momento determinado, después de la lectura de la Pasión, se introduce la cruz desde el fondo de la Iglesia y en tres lugares se anuncia ‘la cruz de Cristo, aquí estuvo colgado quien nos dio la salvación’”.
El Sacerdote comentó que “después, en la vigilia, el día de Pascua, así como se anuncia la muerte en la cruz, se anuncia la resurrección con el cirio pascual. Por eso se dice ‘esta es la luz de Cristo’. Una vez finalizada la celebración del día viernes tendrá lugar el solemne Vía Crucis, desde la Parroquia hacia el Cristo. Eso será a las 7 de la tarde, a las 19 horas. A partir de allí, del Vía Crucis, hasta el sábado por la tarde, se ve solamente la cruz, con el Cristo bajado, en el sepulcro, donde se registra una esperanza activa, porque el Señor triunfa. A las 9 de la noche del día sábado se hace la solemne vigilia pascual, que durará alrededor de hora y media, donde la liturgia, muy rica en significado, tiene cuatro momentos importantes; la liturgia del fuego, que se hace fuera del templo, se enciende el cirio, se bendice el agua bautismal que se usará todo el año con los bautismos. Se anuncia el cirio pascual, la vida que renace, la liturgia de la palabra, y después la Eucaristía”.
Más adelante en la entrevista el Padre Diego se refiere a las palabras de Jesús cuando, en la cruz, repite: ‘Dios mío, por qué me has abandonado’.
“El salmo es una historia muy rica; es un conjunto de oraciones que tenía todo el pueblo, que reflejaba todas y cada una de las situaciones que vivía el pueblo. Había salmos para todas y cada una de las cosas. Lo que hace Jesús en la cruz es recitar un salmo. Está rezando y expresando en su humanidad todo el desgarro propio del sufrimiento. Se pregunta por qué menean la cabeza, por qué me dicen cosas injustamente. Es decir, toda la experiencia de lo que es la soledad, el abandono, la injusticia. Todo esto él lo hace carne en su propia carne. Toma todos y cada uno de los aspectos de la vida para que nosotros podamos afrontar los problemas límites. Muchas cosas como un descuido, que se viven fuera de Dios incluso. El Señor asume toda la humanidad, para que nosotros también podamos descubrir, dentro de esa humanidad, todo el valor que tiene el sufrimiento, el dolor, el pecado, en nuestra propia carne también. Nunca es tarde para acercarse a Dios, sobre todo en este año, en donde el Papa Francisco, a final del año pasado, abrió lo que es el año de la misericordia. Este año es un año particular porque ganamos las indulgencias, que implica que cuando nos confesamos se nos libra de la culpa”.

 
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