Hoy a 40 años de aquel trágico periodo, el acto recordatorio se realiza en Huanguelén.
El argumento: allí hubo muertos, presos, torturados, cosa que muy pocos huanguelenses conocen y mucho menos suarenses.
Tolo Bilbao reporteó en Canal 6 de Huanguelén a Marta Fadini de Gini, esposa de Rodolfo (asesinado el 2 de diciembre de 1974 por la Triple A) y a Gerardo Saad, un detenido 2.783 días.
Gini denunciado por instruir a sus alumnos de que está bien que estudien, pero también tienen que comprometerse con el entorno, con la realidad que los contiene. Pecado que fue denunciado por algún o algunos ciudadanos huanguelenenses y le costó la vida, acción que se transmitió a algunos de sus alumnos que también, como Saad, sufrieron las consecuencias de “algo habrán hecho”.
Ahora bien, en Huanguelén, más allá de que toda la población o casi toda, deberían asumir esta recordación y el debate sobre estos hechos (deuda no pagada desde hace cuarenta años), pero no son más de 100 entre familiares, amigos, compañeros que estaban ligados, sentimental y moralmente con estos horrorosos hechos.
En nuestra ciudad cabecera son más de 15 mil ciudadanos suarenses entre trabajadores, jubilados, jubiladas y sus familiares que se vieron beneficiados en menos de seis años (1970 a 1976) por la constitución de 18 gremios. La llegada de la obra social para la familia trabajadora agrupada en 24 organizaciones sindicales, muchas de las cuales operaban por reintegro desde Bahía Blanca o Buenos Aires. La farmacia sindical le dio un respiro al salario y a la jubilación, ya que creamos la primera obra social de jubilados en la provincia. También se trabajaba por reintegro desde Bs. As. Óptica sindical. Servicio de Sepelio, vinieron a incorporar valor al salario del trabajador y tranquilidad a la familia del mismo, al jubilado y pensionada. La primer agencia del PAMI en la provincia administrada por nosotros, los gremios. Repito, los beneficios llegaron a más de 15 mil suarenses.
A partir de 1968 inicié, por mandato de mi gremio, Luz y Fuerza, el raid entre los posibles gremios que se sumarían a recomponer la CGT que fuera disuelta dolorosamente en 1955. Lo logramos en 1970 y allí iniciamos un camino de apertura de puertas para el trabajador y su familia con el fin de solucionarles los problemas de explotación e injusticia que padecían.
En menos de tres años nos superaron los reclamos y por momentos no nos daban las manos para satisfacer las necesidades de las trabajadoras domesticas, los rurales, etc. Asambleas participativas donde no solo se discutía sobre salario digno, sino Ser Más. Que vivamos como pensamos y no pensemos como vivimos, sometidos o esclavos de una sociedad de consumo, en aquel momento incipiente.
Eran muchas las exigencias de la familia trabajadora y a pesar de que se habían incorporado varios dirigentes, las exigencias nos superaban, para bien. Hasta que llegó el 24 de marzo de 1976 y el GOLPE CÍVICO a nuestra localidad.
Como hoy, ¡oh casualidad!, de la magra –según los ganadores- herencia recibida del anterior gobierno, a la familia trabajadora, jubilados, pensionadas y su familia les toca las facturas impagas y las cosas sin valor. Los ricos y poderosos se llevan la vajilla inglesa y los cubiertos de plata. Como prueba la solicitada de 1985 emitida por más de 150 suarenses en Clarín y La Nación con el título ¡Gracias Militares! ¿Puso atención?; 1985, a dos años de democracia.
Hoy espero en corto plazo la solicitada de ellos mismos o sus familiares ¡Gracias Macri! Es que estos sectores que hoy reciben la vajilla inglesa y los cubiertos de plata estaban chochos. Los trabajadores y los jubilados a su disposición. Calladitos y a trabajar sin chistar ni pedir derechos era el lema. Solo teníamos deberes. Ahora les tocaba a ellos. Instauraron el miedo. La persecución. La denuncia. La difamación. Desde el diario que ya tres años antes se había percatado de nuestras intenciones reivindicativas de los trabajadores y su familia esgrimía una campaña contundente y les daba letra a los funcionarios. Cuatro veces vaticinó en sus páginas mi desaparición.
El primero de febrero de 1977 fuimos presos con Rubén Luongo. Un mes antes fueron detenidos Serna y Marisa Martín, su esposa, obligados a abandonar la ciudad. Erdozain también preso. Veinte días después pido junto a Daniel Heiland audiencia ante el Intendente de Facto para reclamarle por atrocidades que estaban haciendo con la farmacia y la obra social. Como respuesta recibo que “no pararía hasta verme comer mierda”.
Rubén Oscar Luongo (Luz y Fuerza) tenía 41 años. José Luis Erdozain (Papeleros) 39 años. Antonio Genaro Serna (Municipales), al igual que yo, con 33 años, fuimos los iniciadores, luego se incorporarían Juan Carlos Almada (municipales) Francisco Corral (farmacia), Francisco Barizone (unión ferroviaria), Héctor Díaz (comercio), Abel Schneider (panaderos), Juan Carlos Maldonado (gráficos), Héctor Frittayón (lecheros), Gregorio Lehonard (jubilados municipales) y muchos otros.
A partir del 24 de marzo de 1976 pasamos a ser revolucionarios - subversivos y la justificación a nuestros padecimientos fue “algo habrán hecho”.
Más de 15 mil suarenses, como hoy, sumieron en el olvido todo lo hecho por estos hombres y mujeres integrantes de la clase trabajadora.
Lástima que los genes no transmitan también la memoria de los hechos, de generación a generación. Como esa transmisión de la memoria depende de nuestro valor y honorabilidad, ya no es culpa de los genes, es de cada uno de nosotros que elegimos olvidar.
La falta de memoria, o mejor dicho la ausencia de transmisión generacional de hechos y protagonistas que dañaron y dañan al trabajador y su familia, producen consecuencias en los marginados o que viven con lo justo y no tienen suntuosas reservas o posibilidades de resarcirse.
En homenaje a nuestra hija Silvia y a Martita Luongo, que con 7 años debieron llevar la comida al calabozo donde se encontraban sus papás, presos por aquello de que “algo habrán hecho”.
Julio Zaballa.