De su extenso currículum pueden extraerse como puntos principales que Gregorio Badeni egresó en 1967 de la Facultad de Derecho, de la Universidad de Buenos Aires, con el título de abogado y en 1971 obtuvo el título de Doctor en Derecho. Su tesis fue calificada de 10 sobresaliente y recomendada al Premio Facultad. Es un abogado especialista en derecho constitucional con una larga trayectoria, tanto en la rama del derecho como también en la docencia. Autor de una docena de libros y de cientos de artículos para diarios y revistas nacionales y del exterior, es permanente fuente de consulta en los medios de comunicación.
Es, de hecho, titular del Servicio de Orientación Legal (SOL) de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa).
El Dr. Badeni está en Coronel Suárez para participar de la 160º reunión de directorio de Adepa, que tiene lugar en Coronel Suárez desde el miércoles, cuando se produjo la apertura, y la oportunidad fue propicia para conversar unos minutos con este prestigioso profesional de la abogacía y docencia, que concentra en sí mismo una vasta y respetada experiencia.
“Me representa una gran alegría de poder conocer un lugar tan bonito y estar en compañía de gente tan agradable, tan hospitalaria. Por otro lado, vengo a participar de un evento tan importante como es la junta de directores de Adepa, que es la Asociación que nuclea a todos los medios más importantes e independientes del país, y poder participar asesorándolos en las decisiones que vayan adoptando en el transcurso del día de hoy y de mañana”.
Consultado sobre la independencia de la justicia dijo que “todos anhelamos tener un poder judicial eficiente, excelente, independiente. Pero, ¿qué decimos los empresarios, los periodistas, desde todas las actividades? En todas ellas encontramos falencias porque en cierto modo hay una ruptura de las bases culturales fundamentales de una sociedad democrática en la Argentina. No tenemos un poder judicial excelente, no tenemos docentes universitarios excelentes, no tenemos empresarios independientes… sino todo a media agua. Lo que debemos tratar es de revertir esa situación. En ese sentido soy muy optimista, especialmente por la fuerza que tienen los jóvenes, que vienen con otra mentalidad, con otras ideas, con otros valores, y que están produciendo una modificación importante en los valores culturales de la sociedad, que se verá reflejado seguramente en un poder judicial donde no se midan los tiempos políticos, sino los tiempos legales”.
Sobre la causa Nisman, lo que sucedió con el Fiscal de la Nación que planteó al poder judicial vulnerable a las cuestiones de seguridad y a las cuestiones políticas, dijo que “lamentablemente el episodio de Nisman fue muy mal llevado en el ámbito del Poder Judicial desde un comienzo. No se supo frenar las presiones de los organismos dependientes del Poder Ejecutivo. Entiendo que la Dra. Fein fue permeable a esas presiones, su gestión fue muy, muy pobre, muy endeble. Lo mismo que la jueza de instrucción, que después de un año toma el conocimiento de la causa cuando lo pudo haber tomado desde un principio”.
El Dr. Badén expresó que “lo que pasó con el caso de Nisman es que desde el primero momento quienes investigan son funcionarios del órgano Ejecutivo, funcionarios policiales, que ensuciaron el lugar en el que se cometió el hecho, fue una aberración jurídica muy grande. Esperemos que se pueda remediar”.
Preguntado el Dr. Badeni si confía en que la justicia federal arribe a un esclarecimiento, respondió que “yo creo que es posible, si cambia la mentalidad de los jueces; lamentablemente los jueces federales, salvo contadas excepciones, son muy permeables a las cuestiones políticas. Siempre son oficialistas, con el gobierno de turno, y cuando cesa ese gobierno ahí recuerdan que son independientes y comienzan a investigar con mayor profundidad los hechos del pasado. Esperemos que esa forma de actuar, que se ha desarrollado entre ellos, salvo el Juez Bonadío y algún otro, desaparezca, porque le hace un gran daño no sólo a la república, sino al prestigio que debe tener el poder judicial en nuestro país. Y esto se ve no solo en el fuero federal” consideró el prestigioso constitucionalista.
Luego agregó que “en menor medida se ve también en otros fueros, en las provincias. Este cambio depende de los jueces, pero en gran medida también de la sociedad, de sus valores culturales. ¿Qué queremos nosotros: jueces probos, dignos, que investiguen con rapidez, con justicia, o esperamos jueces que se manejen con los tiempos políticos para evitar presiones y consecuencias que después puedan repercutir en el funcionamiento de los órganos políticos? ¿Qué queremos? Si queremos lo segundo entonces queremos un poder judicial dependiente. Si queremos lo primero vamos a tener un poder judicial independiente, que controla, tanto en el orden ejecutivo como legislativo, y que satisface los anhelos de la sociedad, como debe ser. Esto lleva tiempo y solamente lo pueden dar las nuevas camadas de jóvenes que vienen con otros valores, fines e ideales, más puros, más nobles y que en la medida en que no tropiecen se van a imponer en la sociedad, y eso es lo que uno está advirtiendo en los últimos años. Noto gente de 20, 30, 40 años que tiene una forma de pensar totalmente distinta a la que podemos tener ya nosotros”.
Al consultar al constitucionalista si es necesaria una reforma dentro de la justicia, respondió que “son necesarias varias reformas, la primera de ellas, que no es legal, sino extra legal, que es cambiar la mentalidad. Después son necesarias otras reformas en el orden federal, como por ejemplo la modificación del Consejo de la Magistratura es urgente, porque de ahí salen los jueces buenos o malos. Es un órgano totalmente politizado. No se entiende como un diputado o un senador son miembros del Consejo, cuando fueron elegidos para legislar full time, y también dedican no se cuántas horas al Consejo de la Magistratura. Para eso tendrían que nombrar a sus representantes en este organismo. Y otro tanto los jueces, que fueron nombrados para juzgar, no para integrar este Consejo, pero parece que el afán de tener cargos los lleva a todo eso que es malo. Se impone una reforma muy profunda del Consejo de la Magistratura, para que sea lo que los constituyentes de 1994 quisieron, y después sí hay que dictar algunas leyes para encauzar un poco la actividad de la justicia. Pero si no hay deseo de cumplir las leyes, por más que las cambiemos, seguiremos igual. Y eso tiene que ver con toda la sociedad”.