Los padres colaboraron mucho para que cada uno de sus hijos llevara el traje típico de cada país.
La muestra fue con música, con alusiones de parte de las señoritas a las comidas y bailes típicos de cada lugar.
Y fue una delicia observar la diversión y la inocencia de los más pequeños y desde luego que, hacia el final del acto, se multiplicaron los aplausos, los besos y los abrazos como premio al divertido despliegue que habían llevado a cabo los niños.
Una forma original de representar la presencia inmigratoria en el país recordando el Día de la Hispanidad, con la inocencia de los más pequeños.