Después, a media mañana, hay que seguir preparando la comida rápida para la fábrica de calzado que está en Santa Trinidad, ya que tiene varios clientes para la hora del almuerzo.
Y a la tarde hay que seguir: atendiendo la gente, haciendo la terminación de los productos que salen de la fábrica familiar, limpiando… Esta mujer es pura energía y no hay un solo momento en que pueda estar sin trabajar.
Así lo aprendió de chica, cuando con 12 años empezó a trabajar fuera del hogar familiar.
Nació, creció y eligió para vivir con su marido Pueblo Santa Trinidad, y lo que anhela para su querida colonia es que “todos estemos unidos”, expresando el temor que subyace entre toda la gente que ha nacido en el lugar cuando ve como se multiplica la población con gente recién llegada, a la que se le da la bienvenida, pero queriendo que no se cambie el sentir, las costumbres y la forma de ser de una colonia alemana característica.