Hija de Don Agustín Meier y Feliciana Graff y con 5 hermanos, que a su vez ya tienen sus hijos y nietos, integra, en definitiva, una familia numerosa que se multiplica cada domingo, cuando “Chiquita” Meier llega hasta Santa María y prepara la comida para los 25 ó 28 que se reúnen en torno a la mesa familiar.
Recuerda Olga de su padre: “Le encantaba tocar el bandoneón y aprendía a través de un método que seguía con mucho cuidado, practicando cada día al llegar del trabajo. No importaba que estuviera muy cansado, siempre se hacía tiempo a la noche para tocar música y hacernos cantar a todos sus hijos. Muchas veces se ocupó también de tocar en fiestas familiares, en casamientos, cumpleaños y bailes que se hacían en las colonias o en la zona”.
“Mi padre era un apasionado de la música, tanto, que en la década del 70 formó un coro para cantar canciones en alemán, que el nos traducía en el dialecto que hablamos en la colonia para que las interpretáramos tal cual”.
Recuerda Olga que, cuando su madre estaba muy enferma, viendo a todos sus hijos reunidos alrededor de su cama, en alemán expresó “yo lo único que quiero es que sigan todos juntos”, y así siguen todos los hijos de Agustín Meier y Feliciana Graff, todos juntos, disfrutando del crecimiento y la multiplicación de sus familias.