Tras atender cordialmente a los representantes de los medios periodísticos de la ciudad el Pastor Internacional Carlos Annacondia agregó algunas reflexiones más sobre la búsqueda constante de Jesús, sus experiencias de sanción y otros signos espirituales que movilizan su impresionante campaña por todo el mundo.
¿Por qué uno siempre espera el límite para buscar ayuda en Dios? se le pregunto para responder claramente que “Dios es el que nos permite transitar nuestro camino libremente pero también es el que nos pone al final del camino, cuando creemos que todo está perdido, a Jesús”.
“Me acerqué a Jesús para decirle: ‘Quiero ser feliz, no quiero tener temor’; cuándo se lo pedí de corazón sentí que él llegó a mi vida y me dijo ‘entrégame tu corazón y no temas’”.
“El hombre siempre fue material, desde tiempos inmemoriales que creemos que teniendo plata somos felices pero les puedo asegurar que no es así. La paz y la felicidad no se pueden comprar, son actitudes del alma y el alma solo lo puede tocar Jesús. Yo puedo hablar durante cincuenta años con una persona pero si Jesús no ‘mete la mano’ y saca de raíz todo lo malo que hay ahí dentro la vida no vuelve a nacer”.
“Cuándo me encuentro con personas que han participado de encuentros como este me dicen que les cambió la vida y que haga una oración por ellos pero yo solo predico en el nombre de Jesús, él es verdaderamente quien nos ama y nos salva”.
“Si nos olvidamos de Jesús y nos quedamos sin Dios, la religión se convierte en rito por eso en donde estemos es necesario ponernos de rodillas, levantar las manos al cielo y pedir ‘Jesús, ayúdame, te necesito’ y él es el único que no defrauda”.
“En nuestros encuentros la gente ‘cae’ porque se produce un choque espiritual muy intenso. Cuando Dios llega a la vida de las personas a muchas de ellas se les doblan las piernas y caen porque Dios es potencia. Lo mismo ocurre cuando Dios purifica el alma y arranca de ella toda la porquería que hay ahí dentro; cuando esto ocurre se alcanza la paz permanente”.
“Dios nos dice: ‘Yo estoy a la puerta y llamo’. ¿A la puerta de qué? Del corazón. Jesús en la Biblia nos dice: ‘Si alguno oye mi voz y abre la puerta, cenaré con él y él conmigo’ pero si no le abrimos la puerta Dios no puede entrar a nuestro corazón. No basta solo con decir ‘creo en Dios’, hay que manifestarlo y esto es muy común por ejemplo en los niños que son llevados por sus padres a misa pero no lo sienten, entonces Jesús no entra… pero no importa cuando lo dejemos entrar, lo importante es hacerlo porque en él está la vida eterna”.
“Nadie tiene el monopolio de Dios. Jesucristo no es una religión. No hay superhombres en Dios. Él es el Dios que vino a salvarnos y dio su vida por nosotros, está en nosotros abrirle nuestro corazón para que él nos cambie la vida” señalo ante los micrófonos de La Nueva Radio Suárez mientras ya la gente había ingresado en un estado de concentración, los músicos alentaban con canciones religiosas de alto contenido espiritual y rítmico, se escuchaban los testimonios de la gente y varias personas sufrían conmociones personales que obligaban a lo asistentes a recurrir en su ayuda para trasladarlos hasta una de las carpas auxiliares.
Realmente un clima muy fuerte.