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Como se pide
Si el Estado no nos cuida… ¿quién lo hará?
Por Maria Teresa Marsch.

Ya vivimos esto en épocas muy negras para nuestra Patria y para todos nosotros, en los que nadie estaba libre de ser reprimido, encarcelado, desaparecido. Ni siquiera los que hoy se creen pertenecientes a la mitad del país que “ganó”.
Empiezan por uno. Siguen por miles. Hoy vienen por mí… mañana lo harán por vos.
El derecho a huelga, a la manifestación pacífica, está contemplado en nuestra constitución. Pero, ¿en qué artículo está permitida la represión? La represión de los movimientos sociales pacíficos es ilegal.
Subvertir el orden establecido es tomar medidas anticonstitucionales. Por eso, la represión es subversiva. Por eso, la represión es ilegal.
La Policía, por ejemplo, es una herramienta del Estado creada para cuidar al ciudadano, a todos los ciudadanos. Y detener a los delincuentes. A todos los delincuentes. No para “proteger” a unos mientras les “pega” a otros.
Y generalmente esos otros a los que les pega son los más desposeídos, los que menos derechos tienen. Los “negros” dirían algunos nostálgicos. Nostálgicos de épocas de mano dura, de épocas donde “cada uno ocupaba su lugar”.
Épocas donde “la grieta”, que ya existía, que siempre existió, mantenía a raya a los pobres, a los negros, en el lado de la grieta que les correspondía, sin protestar, sin reclamar. Aceptando simplemente su destino, que los había hecho nacer de ese lado.
Ahora, hoy, después de varios años de recuperación de derechos, de intentos de mayor igualdad, la grieta se fue estrechando (al contrario de lo que nos quieren hacer creer) y algunos de los que estaban del lado negro empezaron a “saltar” hacia el otro lado.
Y fue entonces que enloquecieron. Los ricos, los poderosos, los que siempre tuvieron todo, los “elegidos de Dios” se enloquecieron. ¿Cómo íbamos a ser iguales, cómo íbamos a gozar los mismos derechos? ¿Cómo nos atrevíamos a reclamar de igual a igual? ¿Cómo íbamos a tener voz y a gritar bien alto los que nunca tuvimos voz?
No es extraño que los poderosos se enfurezcan. Lo penoso es que los que pudieron cruzar la grieta olviden cuánto costó que pudieran hacerlo.
Porque fue por su esfuerzo, sí. Pero también (y sobre todo) por las políticas implementadas por el anterior gobierno que hicieron que ese esfuerzo diera sus frutos. NO FUE MAGIA.
Lo peor de todo es que muchos de los que aún quedaron del lado “pobre” de la grieta olviden que a pesar de todo están mejor. No lograron saltar. Algunos apenas lograron vivir un poco mejor. Pero ese vivir mejor fue logrado gracias a las políticas de un gobierno que intentó darles las posibilidades, las oportunidades para que lo hicieran, después de años (o siglos) de ver pisoteados todos y cada uno de sus derechos. Ellos también olvidaron cómo estaban antes. Y eligieron retroceder. No sólo retroceder a ser más y más pobres otra vez. Retroceder a la época en que no había derechos, ni siquiera a pensar en voz alta, en la que lo único que les era concedido eran palos y balas de goma. Y de las otras también.
Si la Policía, como herramienta del Estado que debe protegernos, casi siempre jugó en contra del pueblo, si hoy (como está pasando en Suárez) está protagonizando hechos de violencia policial contra el que es distinto, el que es pobre, el que decidió amar a un igual, el que quiere compartir la alegría de una guitarreada en la plaza (la que no es propiedad del gobernante de turno, sino que es de todos), el que quiere juntarse a charlar y pensar juntos; si la Policía cree que ser joven o pobre vuelve con más fuerza a ser un crimen, queremos que alguien nos explique quién cambió la Constitución.
Constitución que fue pisoteada en épocas de dictadura. No sólo de dictaduras militares, sino también en las de gobiernos elegidos democráticamente que decidieron luego ser dictadores. Los que eligieron gobernar NO para el pueblo, sino en su contra.
Pero ¿saben qué? La Policía, “los Policías”, aunque no lo acepten, pertenecen al mismo lado de la grieta que los pobres. Esos pobres a los que reprimen.
No sabemos si apalean a los “negros” porque les gusta apalear, si maltratan a los pibes porque les gusta (entre varios, porque solos nunca no se atreven), si insultan a los que andan en coches viejos, en bicicletas “armadas “ con pedazos de otras (no robadas), o a los trabajadores que reclaman por sus derechos a no morirse de hambre, o a esos que son simplemente “portadores de rostro” porque “pueden”, si lo hacen porque eso los hace sentirse más hombres, o porque cumplen “órdenes superiores”.
A ellos les decimos que una orden injusta no debe ser cumplida. La “obediencia debida” NO EXISTE. Por eso nos preguntamos… ¿qué papel quiere jugar la Policía?
La Policía, en pueblos como en el que vivimos, son nuestros hermanos, nuestros primos, vecinos o amigos. Nos conocemos todos. Por eso les preguntamos a los parientes/amigos Policías: ¿qué papel van a jugar? El del Policía matón, represor, golpeador, corrupto, herencia de aquella “maldita Policía”; o el del amigo/familiar que eligió trabajar como Policía para luchar contra la verdadera delincuencia, para cuidar a todos sus con – ciudadanos, para proteger la vida de todos (antes que los intereses de unos pocos) sin descuidar los bienes de nadie? Porque los bienes también son importantes. Por supuesto. Aunque nunca valen una vida.
La Policía se equivoca si cree que por pegarnos a nosotros los van a dejar sentar “en la mesa del patrón”.
Se equivoca la Policía. Se equivocan los Policías. Después de hacer el trabajo sucio les van a tirar un hueso. Como si fueran sus perros. Sus perros guardianes. Ni más. Ni menos.
Pero aún tienen la oportunidad “histórica” de decidir trabajar por y para el pueblo, para los que son sus iguales. Que no es más que trabajar para “su propio lado”. Aún tienen tiempo de elegir.
Del mismo modo nuestros políticos, los que votamos, todos, pero especialmente los actuales opositores, tienen hoy la posibilidad decidir de qué lado de la historia quieren quedar. Y HOY es HOY. O se quedan del lado del pueblo que los eligió o intentan colarse en la mesa de los poderosos. En la que en definitiva van a comer las sobras. A las que se van a arrimar mientras sirvan. De las que los van a echar cuando sean inútiles a sus intereses.
Por eso volvemos a preguntar: SI EL ESTADO NO NOS CUIDA, VOS… DE QUÉ LADO VAS A ESTAR?
Maria Teresa Marsch - Oktubre Coronel Suárez.

 
 
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