El Tribunal de Disciplina de la AFA tiene ante sí una nueva oportunidad de hacer Justicia, de sentar, por fin, las bases de un fútbol argentino más justo, más cercano al cumplimiento de la ley, de los reglamentos habitualmente ignorados y/o avasallados. Lo ocurrido anoche en el clásico de La Plata entre Estudiantes y Gimnasia, que casi como una parodia, pusieron en juego la Copa Amistad de la ciudad capital, debe ser duramente castigado.
Tuvo el órgano año a año, torneo a torneo, sea oficial u amistoso, la opción de aplicar las reglas tal como es de su competencia y los resultados sólo han conformado a los autores de suceso antidisciplinarios con tono de escándalo. Fueron los últimos superclásicos entre Boca y River ejemplos claros de la laxitud por parte del ente presidido por el escribano Fernando Mitjans, al que acompañan otras ocho personas encargadas de evaluar cada informe de los árbitros primero y de aplicar las sanciones correspondientes después.
Salvo el caso de Jonathan Silva, sancionado con tres partidos por la plancha que sacó del partido de Mar del Plata a Gabriel Mercado, los demás implicados en acciones violentas ya sea por pegar o incluso provocar a los rivales e hinchas, apenas sintieron el peso del reglamento, tales los casos de Gino Peruzzi (una fecha por plancha a Gonzalo Pity Martínez), Jonatan Maidana (dos fechas por cabezazo a Carlos Tevez y empujón a Andrés Chávez), Leonardo Pisculichi (una fecha por salir del banco a agredir a Marcelo Meli) y Daniel Cata Díaz (dos fechas por su exceso verbal y los gestos a la platea de River). En ningún caso la sanción se hizo efectiva en partidos oficiales.
En el marco de los Torneos de Verano hubo sólo un caso que podría considerarse modelo pese a la cantidad de acciones donde se pone en riesgo el físico del rival. En enero de 2014 el entonces defensor de Independiente Claudio Morel Rodríguez recibió cinco fechas de suspensión por su violenta patada a Diego Villar que terminó por lesionar al volante de Racing, a quien la recuperación le demandó tres semanas. El castigo implicó para el paraguayo su ausencia en los dos primeros partidos del "Rojo" en el campeonato Nacional B.
La amnistía suele ser el leit motiv del Tribunal de Disciplina, cuya función original, por el contrario, es la de hacer justicia, la de castigar los excesos. Con excepción del caso de Darío Rivadero en 2006, nunca un accionar violento en una cancha del fútbol argentino se sancionó con más de cinco fechas, ni siquiera aquellos en los que un futbolista le ha causado a un colega un daño severo. Los recientes casos Orion-Bueno o Tevez-Ham (no hubo castigo), son muestra de aquello.
En el clásico de La Plata disputado anoche, en tanto, hubo violencia desde el primer minuto por parte de los futbolistas, algunas por acciones del juego y otras, las del bochornoso final, por simple salvajismo. Jugadores como Roberto Brum, Mariano Andújar, Nicolás Mazzola y Álvaro Pereira, por mencionar algunos, han quedado seriamente expuestos por las imágenes.
Es ahora competencia del Tribunal de Disciplina hacer Justicia. En su descripción de las funciones del órgano la AFA describe que "juzga y sanciona cualquier transgresión al Estatuto, a los reglamentos o a las resoluciones de la AFA. Castiga faltas que resultasen imputables a clubes directa o indirectamente afiliados, que participan en nuestros certámenes, como también así a jugadores, socios o empleados, personal técnico, dirigentes, árbitros, árbitros asistentes u otro personal que tenga vinculación con la AFA".
Será cuestión de tiempo entonces confirmar si definitivamente los responsables de aplicar castigos aplican, una vez evaluado el informe del árbitro Silvio Trucco, las penas que corresponden a escándalos de magnitud como fue el que ocurrió anoche en Mar del Plata por parte de profesionales que además de jugar al fútbol deben dar ejemplo.
Fuente: Infobae.