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Como se pide.
Para comer ñoquis no necesitas dientes, solo la lengua.
Por Julio Zaballa.

Tanto a nivel nacional, provincial o municipal se han impuesto denigrar, subestimar y descartar al trabajador publico y/o contratado, imponiéndole como palabra degradadora y marginal “Ñoquis”, por aquello que solo aparecen el 29 a cobrar.
Se mete a todos en la misma bolsa. Les encanta generalizar ya que tener que particularizar y dar nombres es de gente honesta y valiente, particularidad que no tiene quien generaliza y escupe; son todos chorros, son todos ñoquis, nadie hace nada, etc.
Estos casos me los he encontrado en la defensa de los trabajadores, tanto desde la CGT como desde el Ministerio. En muchas ocasiones se alarmaban porque en algún trabajo en la vía pública se veía a uno con la pala y tres o cuatro mirando. Y aplicaban “son todos vagos”. Seguramente quien esto dice nunca agarró una pala, pero da cátedra.
La domestica otro de los casos. Llegar a casa y advertir que la tarea que la empleadora o empleador aspiraban a que estuviera realizada no lo estaba. La pregunta acusadora sin juicio previo, ¿se puede saber que estuviste haciendo? Seguro que hablando por teléfono o mirando televisión. Fusilada sin previo juicio o derecho a descargo. Es interesante saber que ninguno de ellos estaría en condiciones de limpiar la mierda de otro ser humano, ni aun de sus hijos, pero como pagan tienen derecho a descalificar y acusar sin previo análisis.
El administrativo público. El comentario en la cola de espera de atención: “mira cómo se rascan, nadie hace nada, pero cobran con los impuestos que nosotros pagamos. Son todos unos vagos”.
Ante estas expresiones que se me hacían muy a menudo sin particularizar y sin dar nombre y apellido les respondía bien, sin descartar en principio tu descalificación, vamos a analizar algo que deseo que asumas.
Esas personas deben y tienen que tener alguien que los supervise. Un superior jerárquico - político o no - que dio la orden de tal o cual trabajo o que lo designó. Esa persona responsable, al que se le abona por tal función una suma elevada o muy elevada, superior varias veces por sobre lo que ganan esos empleados o empleadas descalificadas y acusadas de vagos o ñoquis, ¿no se te ocurrió preguntarte quién es ese funcionario? ¿No tiene mayor responsabilidad que su inmediato inferior en el cargo? Claro, ahí se terminó el énfasis. Ya cuando tenes que dar nombre y apellido y dejar de tirar al voleo los pañales no te alcanzan. La lengua cambió de lugar y se te fue a donde la cintura cambia de nombre. Es que reclamar ante un funcionario con nombre y apellido no es tan fácil.
No podes generalizar, tenes que argumentar, tenes que ponerle la firma y asumir las responsabilidades, tanto para acusar a los trabajadores como al propio funcionario responsable de la conducción de los trabajos.
Y eso no es moco de pavo. Se necesita valor argumental y valor ético y moral. La otra ventaja que se aprovechan estos personajes es llamar telefónicamente a las radios e imponiendo un nombre, sin apellido, denuncian o acusan desde la comodidad de su casa y ya están en paz, tiraron la piedra y esconden la mano.
La universidad y mucho menos la escuela media nos prepara para conducir personal. Si bien para ello es necesario haber nacido con cualidades apropiadas, también se necesitan otros valores y conocimientos.
No son comunes y fáciles de adquirir y mucho menos si no los tenías al momento de asumir responsabilidades de dirigir, conducir, mandar, tener personal a cargo. Cuando eso falta los errores caen sobre las espaldas del más débil, el trabajador subalterno, sea contratado o permanente.
Todos los políticos han nombrado gente en cualquier época de la democracia. El problema no es este. El problema es que cuando se le debe asignar una tarea se le pregunte si está apto para cumplirla y si no darle la oportunidad de aprender. De igual modo a los funcionarios políticos designados. ¿Están preparados para tener personal a cargo? ¿Conducir trabajadores? ¿Saben de reglamentos, de procedimientos administrativos y/o de aplicar sanciones ante incumplimientos? Pregunta crucial para quien designe personal de conducción o funcionarios. Si no lo hacen son mil veces más culpables que el trabajador que no cumple su función como eslabón último de la cadena de mando.
Julio Zaballa - DNI 5.492.952.

 
 
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