Por tercer año consecutivo un grupo de jóvenes de diferentes lugares, mayormente de Capital Federal y el Gran Buenos Aires, visitaron la ciudad de Coronel Suárez durante este mes de enero, realizando una misión evangélica.
Son en total 12 jóvenes, que pertenecen al Movimiento de la Palabra de Dios, que por tercer año consecutivo visitaron los domicilios, hicieron encuentros con jóvenes, niños y adultos.
Llegaron los primeros días de enero y el jueves por la noche partieron de nuestra ciudad de regreso a sus hogares. Tuvieron en la última jornada una misa de despedida y de agradecimiento en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen, a la que asistió una muy buena cantidad de jóvenes.
Consultadas dos de las integrantes del grupo, Paloma Hernández y Salomé Navarro, dijeron que “estuvimos en total 13 días, los suficientes para poder estar con la gente, recorrer y llevar a cabo diferentes actividades”.
Explicaron que el ciclo de tres años para las misiones se explica porque “el objetivo es tomar contacto con la gente y después intentar hacer un seguimiento con algún grupo, y eso en un año, en 15 días no se logra. Por eso nuestro objetivo misional ocupa tres años”.
Con lo cual estarían concluyendo su tarea en Coronel Suárez, y no se sabe si van a volver otro año, “porque eso no lo disponemos nosotros, depende de lo que vayan discerniendo las autoridades del Movimiento, y si Dios quiere se va a dar”.
Consultadas en torno a cómo les ha ido este año en las recorridas de misión, donde anduvieron por las calles de la zona sur de la ciudad, en el sector que queda comprendido por la Capilla Cristo Obrero, dijeron que “las recorridas que hicimos por los domicilios fueron muy buenas, la gente te recibe muy bien, son muy respetuosos. Nos encontramos con personas con mucha fe, se da la oportunidad de compartir la palabra. Y el que quizá no tiene mucho tiempo igual nos recibió, nos escuchó lo que teníamos para decir, siempre pudimos dejar algo, como por ejemplo estampitas. Hay mucha apertura de parte de las personas, que nos recibieron, nos contaron de su vida, se abrieron a que nosotros contemos también de la nuestra, y se sorprenden al ver jóvenes católicos que llegan a las puertas de sus casas”.
Un buen ejemplo de jóvenes que dedican parte de su receso de verano a esta tarea misional.