La profesional dijo en relación a estos tiempos de celebraciones que “en primer lugar son dos fiestas diferentes, una es una fiesta religiosa para aquellos que lo son y para los que no son religiosos es una excusa para la reunión familiar, y la otra es una fiesta de mucho júbilo porque se termina un año y se comienza otro. Tanto en una como en la otra devienen las ausencias, si yo me voy a reunir en Navidad o en Año Nuevo con gente es muy posible que haya personas que estén en ausencia, por lo tanto quienes están en duelos recientes en estas fechas lo que van a sentir es mucha tristeza y lo que ven fuera de su mundo interior es todo una movida de júbilo tal vez muy intensa. Entonces las personas se sienten aun peor, porque sienten que no sintonizan con su ambiente y al mismo tiempo sienten que tienen que darle espacio al dolor de la perdida. Esto ultimo es lo que hay que hacer, los que están transitando un periodo de perdidas tiene que hacer lo que tengan ganas de hacer, si no tienen ganas de reunirse esta bien que no lo hagan”.
En relación a la fiesta de Año Nuevo, Silvia Menéndez expresó que “esta fiesta nos lleva a la reflexión de los objetivos cumplidos o no, hay gente con personalidad mucho mas rígida que otros y si analizan que hay objetivos que no cumplimentaron llegan al final del balance y sienten que no les da en positivo, pero esto no es tan así, el análisis que pueden estar haciendo es producto de la rigidez de las personas con una estructura de personalidad determinada. Si algún objetivo no se cumplió este año se cumplirá en el otro o en el otro, esto no tiene que ser motivo para la tristeza”.
“La algarabía que se puede estar viendo, que muestra la televisión, no es así, no es tan así, todos cargamos con nuestra cruces, unas mas pesadas que otras, a todos los humanos nos suceden cosas, lo no cumplido, lo no logrado, no significa que no tengamos que seguir batallando para conseguir lo que queremos”.
“Hay que tomar en cuenta que el cambio de año entre el ayer y el hoy es algo virtual, un cambio de almanaque, pero si da la oportunidad de una disposición actitudinal y eso es lo bueno. Tomar el fin de año como un tiempo, un punto de partida, luego de un punto de cierre, que no sea para ponerse mal sino para seguir proyectando el alcance de logros que pueden estar pendientes. Tratar de mirar el vaso medio lleno y no la parte que esta vacía” finalizo la Psicóloga Silvia Menéndez.