“Una vez más estamos en la época de la Navidad, esa etapa tan preciosa, tan linda. Debería serlo todo el tiempo, pero esta época nos hace reflexionar en el amor de Dios para con nosotros. Aunque Dios provee para nosotros todos los días: tenemos el sol, el aire, la vida, nuestras fuerzas y sabiduría. En Cristo, nos da algo que es más grande todavía. En primer lugar el perdón de los pecados, pero también ese cuidado que necesitamos para tener fuerzas, esperanzas y paz en el corazón. Cuando uno lo tiene en si mismo lo puede demostrar a sus seres queridos, y aún a los no queridos a su alrededor”, esta fue la reflexión inicial del Pastor que conduce a la Comunidad Evangélica de la Iglesia Luterana San Pablo.
A estos conceptos agregó otros: “uno habla de la protección del Señor, del amor de Dios, y sin embargo se ve tanta injusticia, tanta maldad. A veces es algo lejano, pero otras nos toca bien de cerca. En ese momento nos podemos llegar a preguntar, ¿Dios dónde está? Creo que Dios está en el mismo lugar donde estuvo cuando su hijo Jesús nació en un oloroso, oscuro y sucio establo. Dios está en el mismo lugar donde estuvo cuando vio a su hijo morir por la maldad de los hombres. Dios está siempre en el mismo lugar donde estuvo siempre, con la misma atención, con el mismo cuidado. Algún día, a todos nosotros nos va a pedir cuenta por nuestras acciones. La Biblia dice que a los que creen en él les va a dar vida eterna. Y al que no cree en él será condenado. Ahí es donde va a emitir su juicio, entonces aquellos que han provocado maldad, corrupción, odios, violencia y no se han arrepentido serán juzgados. De eso no hay ninguna duda. Hay un cielo y un infierno, un antes y un después, con o sin Cristo. Eso nos da fortaleza a los que creemos en él, a pesar de tener que pasar por etapas difíciles, porque las hay. En la Biblia dice que Dios nos ama tanto que provee para nosotros, pero no dice que no vamos a pasar por aflicciones. Es más, dice que en el mundo tenemos aflicciones. Pero nos dice ‘yo he vencido’. Eso nos da otra perspectiva. Dios no ha cambiado. Las sagradas escrituras dicen que Jesucristo es el mismo ayer, hoy y siempre. Y si leo ese texto mañana o pasado dirá exactamente lo mismo. Yo me levanto cada mañana y lo primero que hago es encontrarme con el Señor en ese diálogo. Él me habla en la palabra, y yo le hablo en la oración. Le agradezco un nuevo día. Hoy para mí es el primer día del resto de mi vida. Lo pasado sirve como aprendizaje, para aprender lecciones. Lo que me queda está por delante. Por eso es bueno pedirle a Dios cada mañana que me acompañe”.
Esta comunidad cristiana realizó el jueves por la noche, a las 20:30 horas, en la Iglesia que está en la calle Ameghino, una celebración para niños, recordando el nacimiento de Jesús, con una representación, canciones y reflexión.
Y para hoy a las 9:30 horas está previsto el culto de Navidad. |