Correrse de la fama juvenil en un momento de máxima explosión. ¿Esa fue tu forma de protegerte?
No. No fue una forma de protección. Simplemente fue irse tras un sueño. Con Cris Morena logramos algo que quizás un actor no lo logra en toda su carrera: llenar estadios, viajar, trascender. Tenía la posibilidad de quedarme o de hacer lo que toda mi vida quise: ir a los Estados Unidos. En la Argentina había terminado de construir mi casa y ni siquiera la estrené. Tenía necesidad de empezar de cero y aprender a defenderme solo de todo.
Lali Espósito como fenómeno infanto-juvenil, otros de tus ex compañeros -como “China” Suárez- estandartes de popularidad joven. ¿Por qué después de tanto ruido buscaste silencio?
Necesitaba, más que nada, silencio en mi cabeza. Quería saber por dónde seguir. ¿Quería seguir actuando toda mi vida? No lo sabía. No quería que fuera una costumbre esto. Necesitaba apasionarme de nuevo. No me quería casar con nada. Yo no sé qué va a ser de mí mañana. No sé si volvería para siempre a la Argentina. En un año y medio seré ciudadano americano y tal vez pueda ir y volver.
¿Qué respondés a quienes piensan que ves a los Estados Unidos como una meca y no valorás al país?
Al contrario, valoro muchísimo a la Argentina. De hecho hace años que no estoy, y la gente sigue firme en las redes (medio millón de seguidores en Twitter). No sé si se me dio el lugar que yo quería. Me llamaban para programas que no me gustaban. Yo agradecía, pero no podía moverme de los Estados Unidos, porque tenía que lograr la residencia. Ahora quiero mostrar que estoy disponible y puedo moverme a donde sea. Mi plan es mudarme a California. Viví dos años en Queens y ahora vivo en Manhattan. Estoy al tanto de todo. Veo la tele argentina, sigo con los TeenAngels en contacto. Lo de Lali, por ejemplo, me parece increíble. En realidad nunca dudé de que ella lo iba a lograr.
Te perdimos el rastro. ¿Qué hiciste allá, cómo te ganás la vida?
Viajé en marzo de 2012. Estudié dos meses inglés, volví a la gira despedida de los TeenAngels, agarré la valija y me instalé otra vez en Estados Unidos en octubre de 2012. Estudié composición musical y como el gobierno acá ofrece cursos para entrar al medio televisivo, gané una beca y pude formarme en producción audiovisual. Trabajé ad honorem para películas independientes, después trabajé en tres documentales, uno vinculado a las cirugías seguras. Hago de todo: cámara, producción. Hice efectos visuales para la película Las tortugas ninja 2, con Megan Fox. La semana pasada estuve colaborando con Capitán America 3, junto a Scarlett Johansen.
¿Ya no más actuación?
¡No! Extraño actuar. Hice un cameo en la película Lost Cat Corona y una participacion sorpresa en la pelicula de Hollywood con Luisana Lopilato, Fair market value. De repente, estoy solo y hago monólogos o personajes, porque extraño.
Pese a tu gran fama digital, muchos que pueden estar leyendo esto, te desconocen. ¿Cómo les contarías quién sos? ¿De dónde venís?
Chico de pueblo, de Coronel Suárez. Nacido en 1983. Fui el más chico de tres hermanos. Casi toda mi familia sigue viviendo allá en Coronel. Me crié andando en bicicleta hasta las diez de la noche, el pueblo me hizo quien soy. A los 3 años sufrí una enfermedad complicada, una enfermedad en los riñones, que me hizo ser muy malcriado. A los 18 me fui a Buenos Aires con la excusa de anotarme en Ingeniería en Informática. Dejé la carrera. Me anoté en Marketing, pero lo mío era el teatro. No quedaba en los casting de publicidad, pero Cris fue me probando y quedé en sus talleres. Después de años, cuando ya estaba yo desanimado, ella me eligió para el personaje de Rama (Casi ángeles). Y cambió mi vida. Giras por el mundo. En Perú, un día las fans casi dan vuelta la combi en la que viajábamos. Hasta los padres nos perseguían para que nos sacáramos fotos con sus hijas.
De Coronel Suárez a los Estados Unidos. ¿Qué no perdiste de ese chico de pueblo?
Acá no existe el “Paso a tomar unas mates por ahí”. Acá tengo claro que hay colegas, compañeros, pero no amigos. No voy a dejar nunca de ser quien soy. Mi ciudad me enseñó a ser. No perdería nunca el respeto y-aunque quede mal decirlo- la humildad. No hay que creerse nada. Hoy somos esto y mañana terminamos todos en un mismo lugar.
Fuente: Suplemento Extrashow – Diario Clarín.