El acto cumplido el último día jueves en el Edificio Daniel Parenti, representando una jornada de concientización por la discapacidad, contó con la participación inestimable de Sebastian Vaca, quien presentó su primer libro titulado “La capacidad de ser discapacitado”, en la que el autor aborda el tema de la discapacidad en primera persona, ya que es un discapacitado motor.
Sebastián, de 38 años, trabaja y se preocupa desde hace varios años por los derechos de los discapacitados, edita una revista denominada Integrar y un programa en el cable de Pigüé, donde se abordan cuestiones de quienes deben aprender a vivir con alguna dificultad física o mental.
Vaca presentó su libro en Coronel Suárez y previamente hizo lo mismo en su ciudad, Pigüé.
“Este libro es una especie de diario íntimo”, señaló Vaca ante un atento auditorio en el Edificio de Discapacidad de nuestra ciudad, sobre calle Avellaneda y Garibaldi, quien aclaró que no quiere ser ejemplo de nada y remarca que la inquietud nació hace varios años en forma de una suerte de diario íntimo donde volcaba sus pensamientos y cosas que le pasan todos los días.
Sin embargo hace un tiempo consideró que era el momento de darlo a conocer públicamente.
Sebastián nació el 2 de febrero de 1977 en Olavarría, fue adoptado por un matrimonio pigüense que no sabía que el bebé tenía una discapacidad motora, por lo que tuvieron que emprender el largo y duro camino de tratar de ayudar a su hijo para que tenga una mejor calidad de vida.
Asegura que lo más difícil fue cuando era niño y adolescente, sobre todo por la mirada de los demás, algo a lo que actualmente no le presta atención. También admite tener un carácter fuerte para hacerse respetar "si es necesario".
“En el año 1997 comencé a editar una revista sobre discapacidad, ‘Revista Integrar’, la cual es mi salida laboral. En el año 2007 participe en ‘La Nueva Literatura de Habla Hispana’ y en ‘Letras de Oro 2008’, participando de estas dos antologías de la Editorial ‘Nuevo Ser’ de Bs. As. Argentina”.
En su libro aborda muchas de las cuestiones vinculadas a la discapacidad, una palabra que no lo asusta.
"A las cosas hay que llamarlas como son; basta de decir capacidades especiales. ¿Por qué tenemos tanto miedo a la palabra discapacitados? ¿Cuál es el problema? ¿Qué me hace especial a mí?", se pregunta Sebastián.
Antes de proyectarse un video sobre su trabajo, Sebastián, quien agradece a la amistad y cordialidad de Coronel Suárez y su particular compromiso con la discapacidad, dice que “en muchas oportunidades he escrito sobre la temática de la discapacidad. A partir de allí comencé a comprender distintos temas que hacen a la vida cotidiana de una persona discapacitada. Aquellas pequeñas cosas que por el trajinar de cada día uno no se da cuenta pero pasan y lo más importante es que son esas cosas, que a cualquier persona, sean cual sea su condición física, la hacen sentir viva y que cada día que transcurre es un desafío más y es justamente eso lo que la hace más atractiva a la vida”.
Luego, y mientras lo observábamos atentamente e interpretábamos cabalmente sus dichos, dijo que “cuando comencé a proyectar esta idea de escribir un libro que contara lo que viví, lo que sentí y lo que hice en todos estos años, lo pensé en función de lo que he ido viviendo yo, sin dejar de tener en cuenta los logros compartidos con otras personas. A veces nosotros mismos establecemos nuestras propias limitaciones, hasta somos capaces de auto discriminarnos y subestimar nuestras propias potencialidades sin habernos permitido experimentarlas. Espero que esto sea un aporte más para continuar derribando los prejuicios y las barreras culturales y que cada persona ocupe el lugar que merece, pero principalmente el que se supo ganar”.
“Es mi intención plasmar una historia de vida para que alguien la tome como tal, nada más que eso, una historia de persona que ha sabido sobrellevar y sobreponerse a distintas circunstancias que le ha impuesto la vida”.
Analizando el libro, encontramos frases como que “Seguramente que sí yo naciera hoy, en estos tiempos, sería mucho más fácil, sobre todo para mis padres, pero eso fue hace 31 años cuando los medios no eran los mismos que los de ahora. Y tener una cierta discapacidad significaba estar expuesto a la discriminación y pasar días enteros golpeando puertas, buscando una respuesta. Eran frecuentes las miradas de asombro de la gente; personalmente nunca me molestó la inocencia de los niños, pero lo que me continúa molestando es la ignorancia de los mayores. Por aquellos tiempos existían muchos tabúes y se conocía muy poco del tema y allí era donde aparecían los prejuicios y, por consecuencia, la discriminación”.
“Es por este motivo que valoro mucho la actitud de mis padres, pero para mí es de mucho más valor haber hecho lo imposible para que hoy yo sea lo que soy. Pero es aún más grande el valor que les otorgo a mis padres, ya que como algunos saben que yo fui adoptado por ellos, eso es lo que hace que me sienta más orgulloso de la familia que me ha dado la vida. En muchas ocasiones me he puesto a pensar, una pareja que espera tener lo más sagrado que le puede dar la vida como es tener un hijo, pero aparecen diversas dificultades para tener ese privilegio, y es justo en ese momento donde los padres realizan ese acto, que yo lo asemejo a la fecundación: el de adoptar un hijo”.
“Creo que la visión ante la vida que me supieron enseñar me va ha ser útil por el resto de mis días, todo lo que he ido logrando durante estos años no son solamente míos sino también son de ellos”.
Sus expresiones, su capacidad de captar el interés del publico, verlo, oírlo, leerlo es casi una obligación porque nos entrega su vida, nos abre las mentes para seguir transitando la vida con mas naturalidad, donde la igualdad entre los hombres se materialice en hecho concretos, llamándole a las cosas por su nombre, sin dobleces y de cara a la realidad, para afrontarla, sobreponerse y marchar con mas fortaleza a partir de las convicciones y a pesar de todo.