La visita de las seis hermanas de la congregación de las Concepcionistas Argentinas, cinco de las cuales estuvieron en Coronel Suárez en diferentes momentos de su vida, que comenzó el día jueves cuando llegaron a la ciudad, culminó con la misa en acción de gracias que se llevó a cabo en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen en la tarde del sábado, donde recibieron todo el afecto prodigado en interminables abrazos de la gente que concurrió a saludarlas y a estar un rato con las hermanas.
Hubo reencuentro con ex alumnas, pero también con compañeras de colegio, tanto de la cursada de primaria, como del nivel Secundario, cuando siendo niñas, algunas de ellas, concurrieron al internado del colegio San José, enviadas por sus familias, para cursar estudios.
Luego regresaron, ya como religiosas, para estar al frente de la obra educativa que las Hermanas Concepcionistas Argentinas llevaron adelante por muchos años, a través del Colegio San José, institución que ya hace varios años dejaron al cuidado de la Fraternidad de Agrupaciones Santo Tomás de Aquino (FASTA), por la falta de nuevas vocaciones religiosas que sumaran monjas a la congregación para continuar con los diferentes hogares, colegios y otros organismos que se crearon a lo largo de los años, sembrando el carisma que inspiró tantas obras.
Durante el viernes, y el sábado, tuvieron diferentes encuentros, y compartieron momentos con las familias de quienes fueron sus alumnas y también compañeras de colegio.
En cada oportunidad de encuentro había muchas anécdotas, recuerdos de vivencias compartidas, por supuesto que algunas lágrimas y mucha alegría por la oportunidad de volver a encontrarse.
Este viaje lo organizó una de las hermanas, la Hermana Lucía, que sentía que debían volver a Suárez, luego de la dolorosa partida que tuvieron de nuestra ciudad por dejar una obra que marchaba muy bien y que habían sostenido con mucho esfuerzo y dedicación. Por eso sentían que se debían este regreso para ver cómo estaba todo, qué había sido de su obra y de la gente a quienes imprimieron su labor educativa y formativa.
En la misa del sábado por la tarde, las hermanas Angélica, Lucía, María del Valle, Albertina y María Elena recibieron innumerables abrazos, que retribuyeron en incontables bendiciones.
Fue un bello regreso el de las hermanas, para comprobar que su siembra, si bien no fructificó en más vocaciones religiosas, ha tenido diferentes frutos en una comunidad de laicos comprometidos con la obra de Dios.