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La Hermana Angélica, la Hermana Albertina, la Hermana Lucía, la Hermana María del Valle (hoy Madre Superiora) y la Hermana María Elena.
Símbolos de una época religiosa.
“Aquí estamos, gozando el tiempo, viviendo esto con mucho cariño. Tengo tanta emoción porque amo a este lugar y a su gente” coincidieron en destacar.

“En estos momentos la Superiora General es la Hermana María del Valle Barrionuevo. Ella se educó aquí en Coronel Suárez, desde pequeña, con la madre Ofelia. Es la súper súper Superiora”, dijo la Hermana Angélica, con su acostumbrada alegría.
La Hermana Albertina dijo con lágrimas en los ojos que “aquí estamos, gozando el tiempo, viviendo esto con mucho cariño. Tengo tanta emoción porque amo a este lugar y a su gente”.
Recordó que estuvo alrededor de 20 años en Coronel Suárez, “entre que fui estudiante, luego docente. Tengo los mejores recuerdos de la gente solidaria que tuve acá, muy solidaria. Amé y me amaron”.
La Hermana María del Valle dijo que “me siento muy bien, muy feliz de estar compartiendo estos dos, tres días que vamos a estar. La gente de Suárez nos quiere mucho y tenemos que devolverles ese cariño. Me eduqué en el Colegio San José, estuve como pupila, después me fui a Córdoba, decidí entrar a la Congregación y regresé para terminar el 4to y 5to año del Magisterio. Fui compañera de María Isabel Danderfer y todo ese grupo. Tengo hermosos recuerdos del Colegio, sobre todo de la época en que estuve con la Madre Ofelia, que fue la única Superiora que tuvo en Coronel Suárez, también con la Hermana Susana, la Hermana Ernestina, que me ayudaron a ser lo que hoy soy, como religiosa”.
La Hermana Angélica dio “gracias a Dios por haber podido venir en este viaje, a veces estoy un poquito impedida. Acá estoy, estoy feliz, me emociona. He llorado un poquito al ver a las chicas, a Elsita, a Vilda, a Gloria, a todas las que vinieron a saludarnos al hotel. Cuando las vimos fue abrazarnos para reencontrarnos. Dios mío! Qué hermosura! El ir entrando… yo le decía a la Hermana María Elena que ‘sentí el olor a Suárez’, se percibía el olor a la ciudad y a su gente”.
La Hermana María Elena Bernardo dijo que “yo soy suarense, hace muchos años que me fui a Córdoba. Como quise ser religiosa y después no volví mas. Regresé como religiosa cuando estaba la Madre Lucrecia y la Madre Clara. Cuando hicimos el recorrido en coche tuvimos que desviarnos un poco por la lluvia. Fue variado el paisaje, con lluvia, sol, nubes. Mirando tanto cartel, tanto cartel, para por fin llegar a Suárez. Llegar acá fue encontrarnos con tantas ex alumnos, fue muy emotivo”.
Agregó en otro pasaje de la entrevista que “recuerdo las chicas. Yo también me eduqué en la escuela primaria, me enviaron luego como religiosa para la parte primaria y luego de la secundaria. Junto con la Hermana Raquel y la Hermana Alicia (ambas ya partieron a la Casa del Padre) fuimos las últimas tres monjas que como quien dice tuvimos que dejar en manos de la gente de FASTA el colegio”.
La Hermana Lucía estuvo tres años solamente en Coronel Suárez, en el Colegio San José, pero evidentemente fueron muy significativos: “fue el comienzo de mi vida religiosa, fueron muy lindos. La primera salida larga que hice de Córdoba para acá, de manera que fueron muy importantes para mi vida en todo sentido. Era el comienzo, implicaba despegarme de mi lugar, mi familia, la Congregación. Volvíamos una vez al año, por lo que era muy largo el tirón para volver a encontrarnos. Pero fue muy lindo, quise mucho a la gente y me sentí muy querida por ellos”.
De todas las religiosas que llegaron la única que no estuvo en Coronel Suárez es la Hermana Rosa. Mientras tomaba un mate, el viernes, desayunando en un hotel de la ciudad, dijo que el cariño que demostraba la gente de Coronel Suárez estaba en consonancia con las expectativas que las religiosas se habían hecho por este viaje de regreso.
Indicaron que la Hermana Lucía “es la promotora de este viaje. Ella sintió siempre que teníamos que volver a Suárez por todo lo que nos habían dado y porque la salida nuestra no fue como tendría que haber sido. Nos fuimos así nomás y quedó en manos de FASTA, y no es gente nuestra, no eran docentes nuestros. Por eso la Hermana Lucía decía que teníamos que volver y pagar a Suárez lo que le debemos”.
Preguntada en torno a cómo se podía haber conservado el carisma que tenían las Hermanas Concepcionistas en el Colegio San José, respondió la Madre Superiora que “como lo estamos haciendo ahora, en distintas obras que hemos dejado, que quedan en manos de nuestros laicos, nuestros docentes. Acá fue algo así que se pasó a FASTA. Es una experiencia para los distintos colegios que estamos dejando, que quedan en manos de nuestros colegios, nuestros docentes y las hermanas vamos cada tanto, una vez al mes, a hacer visitas. Vamos a dar la catequesis familiar a Marcos Juárez, a Rosario. Yo voy a Chilecito, al hogar que tenemos allí. Es decir, mantenemos un vínculo”.
La entrevista terminó reflexionando sobre la labor que está desplegando el Papa Francisco y dejando una bendición para todos los suarenses.

 
 
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