“Todo va acompañado de una cuestión postural, de una buena actitud para estar sentado en la mesa. Los antebrazos apoyados en la mesa. Culturalmente en Argentina se muestran las manos, mientras que en otros países, como es el caso de Brasil, las manos se colocan sobre la pierna. En relación a las copas antiguamente se ponían en la mesa hasta 5 copas (de agua, de vino blanco, vino tinto, champagne y jerez), pero cada vez más esto ha quedado en desuso. Ahora se usan dos copas, de agua y vino, y en ocasiones especiales la tercera copa para el champagne. Después nos hacían ver que muchas veces, por querer ornamentarla, le colocan grandes floreros, lo que es un obstáculo visual para poder sociabilizar con todos los comensales. Tiene que ser algo sencillo que no obstaculice la visión y que no ocupe mucho lugar. Si tiene flores sin perfumes, para que no aplaque los sabores y el aroma típico de la comida”.
Más adelante en la entrevista Marcelo Castorina dijo que “la servilleta debe estar bien doblada sobre el plato. Esas figuras rebuscadas de cisnes son propias de restaurantes. Tampoco es conveniente usar los anillos servilleteros, que sirven en nuestra casa para identificar la servilleta de cada uno, pero que en una cena social es un elemento más que obstaculiza la mesa. Se busca cada vez mayor sencillez. Y una cuestión importante es evitar los temas desagradables o incómodos, porque se trata que todos pasen un buen momento compartiendo la comida”.