Hace unos pocos días atrás se llevó a cabo en Mendoza un Congreso Latinoamericana sobre Educación.
Participó la Psicóloga Silvia Menéndez, quien dijo que durante todo el desarrollo de la propuesta se habló de la necesidad de replantear completamente los fundamentos de la educación.
“Había asistentes de Ecuador, de Venezuela, de Uruguay, Argentina. Chile, Colombia. La intención más profunda es cambiar el paradigma educativo y poner a la vida como centro. En estas latitudes donde nosotros vivimos, bastante alejados de la realidad de la guerra y de lo que está pasando en el mundo, y tomando una reflexión de Mafalda, que en una de sus historietas la muestra a Mafalda poniendo al planeta tierra en su cama, tapándolo, Susanita le pregunta el por qué de esto y Mafalda responde que ‘le duele el Asia’; a nuestro planeta hoy le duele también África, el Oriente Medio, porque ahí está sangrando vida humana”.
La profesional agregó que “nuestra educación requiere un replanteo de cómo estamos viendo las cosas, porque nosotros estamos educando muy mal a nuestros niños, para seguir, sin querer o queriendo, destruyendo nuestra casa. Hay que hacer un replanteo profundo porque nuestro planeta está en rojo, ya no da más. Nosotros ya nos vamos, estamos en la mitad de nuestra vida, pero nuestros hijos, nuestros nietos y bisnietos no sé dónde van a vivir. Nuestro planeta no da para más; ¿en términos humanos de cuánto estamos hablando? ¿100 años? Es poco tiempo. La idea entonces es empezar a educar para la vida. La vida como centro. Desde este punto de vista todo el programa educativo debiera estar replanteado. Voy a dar un ejemplo, que me movilizó mucho: un colegio estatal de Colombia, de la localidad de Bucaramanga, que es una ciudad importante de este país, tienen en ese colegio 4 mil alumnos, desde inicial hasta terciario. Es un colegio del Estado y todo el lineamiento educativo tiene a la vida como centro”.
La Psicóloga Menéndez luego señaló que “desde la cosa más simple, como que en el kiosco se preparan comidas naturales elaboradas por los mismos alumnos de los años superiores. Ni gaseosas ni golosinas. El programa educativo no tiene nada que ver con el nuestro y me sorprendió que otros países, que a nuestra consideración son menos desarrollados que nosotros, más pobres, tienen una visión mucho más holística, más integral de la educación. Vi experiencias en Uruguay, donde se están articulando diferentes herramientas”.
Luego concluye afirmando: “y son países que tienen destinado menos dinero en educación que nosotros. Por eso, cabe que nos preguntemos ¿qué estamos haciendo nosotros en educación? Algo grave está pasando en este país. Urge un cambio en el enfoque de la educación, que pongamos una mayor mirada de defensa y cuidado de la vida y que se proponga el desarrollo de clases más interesantes, con mayor interés para estas nuevas generaciones de jóvenes que hay en las aulas”.