Muchos se preguntaban ayer en la ermita Nuestra Señora de Luján de la Sierra de Saavedra si había o no menos gente que en otras ocasiones. Y aunque la cantidad de fieles de esta 78ª peregrinación sí parecía haber disminuido por la mañana respecto a ediciones anteriores, por la tarde el panorama se modificó y empezaron a llegar más peregrinos. Los coordinadores calcularon, en total, el paso de unas 8 mil personas.
La imagen de la Virgen ingresó al santuario mariano pasadas las 10.30. Hasta allí llegó luego de una peregrinación de siete kilómetros en la que fue cargada en andas por los fieles que partieron , a las 8, desde la parroquia de Saavedra.
Los más jóvenes llegaron al santuario cantando alabanzas a María y saltando con euforia, con una felicidad y adrenalina solo comparable a la que brota de sus cuerpos en los recitales. Demostraron devoción por María. Le hicieron caso a Francisco. Con la guía de una guitarra y un micrófono armaron un lindo lío de fe.
Luego del acceso, la imagen se colocó en una carreta -manejada por la hija y el nieto de quien la condujo muchos años, Bartolomé Mansilla- que la trasladó hasta el predio central. Hasta allí viajó escoltada por sus angelitos, niñas vestidas de impecable blanco y flores.
Al verla aparecer, los fieles que la estaban esperando, corearon varios vivas en su nombre y la aplaudieron.
Luego, la banda Cura Malal del Regimiento de Infantería Mecanizada Nº 3 interpretó el Himno Nacional y a las 11.30 fue el turno de la Santa Misa Solemne.
En esta ocasión, quien presidió la ceremonia fue el monseñor Néstor Hugo Navarro, Obispo Emérito del Alto Valle, en Río Negro. Lo acompañaron sacerdotes de la arquidiócesis y el párroco del santuario, Sergio Jara. También se interpretó música religiosa en vivo.
"En lugar de encerrarnos, como dijo el Papa Francisco, somos una Iglesia que tiene que salir, no quedarse guardando su propio yo", dijo monseñor Navarro.
Por su parte, la coordinadora y misionera de la Ermita, Graciela Biscaichipy, se refirió a la peregrinación.
"A mí esto me llena el alma. Algunos llegan a agradecer, pero no todos. Hay sentimientos encontrados de alegría, de angustia, pero sobre todo de esperanza", dijo.
"Le digo a todas las poblaciones de los pueblos de la arquidiócesis que este santuario no es de Saavedra; es de todos. Cada uno tiene que aprehenderlo y hacerlo propio", remató.
Fuente: La Nueva.com