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El fuego amigo que consume a Mauricio Macri, Sergio Massa y Daniel Scioli
Los principales candidatos presidenciales sufren más los problemas internos de sus espacios que los ataques externos. Operaciones, especulaciones y la posibilidad de una inédita estrategia massista

Daniel Scioli sufre más de lo debido con Cristina y el kirchnerismo. Mauricio Macri pasó la peor semana desde que es candidato gracias al caso Niembro. Sergio Massa –que dice que sigue creciendo en las encuestas- no sabe a ciencia cierta cuánta lealtad y cohesión le terminarán brindando sus intendentes en la provincia de Buenos Aires a la hora del voto.
La lista interminable de problemas internos –"friendly fire", fuego amigo, como bautizó el ejército norteamericano a las bajas producidas por soldados de sus propias filas- que enfrentan los candidatos no se agota en estos ejemplos.
Mientras tanto, los dirigentes políticos han perdido los sentidos de la demagogia y la hipocresía; hasta se podría decir que es una buena noticia, pero no. La agresión continua y sobre todo la paranoia –el enemigo es el culpable y responsable de todos mis males- han contaminado la campaña. Estos defectos, originariamente kirchneristas, los muestran hoy todos por igual.
Las dos noticias más repetidas de la semana, el caso Niembro y la muerte de Oscar Sánchez en el Chaco, han sido fieles reflejos de lo que nos está pasando: el PRO acusa al mundo K de las contrataciones que los propios funcionarios macristas firmaron. El kirchnerismo reparte enojos y busca excusas sobre el triste fallecimiento de un chico de 14 años.
¿Y si el PRO hubiera pedido disculpas sobre los contratos de Niembro, diciendo que aunque fuesen legales –lo que finalmente será una decisión de los jueces y no de los funcionarios locales- no corresponde que un candidato a diputado tenga esa relación económica-oficial? ¿Y si Cristina, además de hacer una referencia al niño muerto en la costas de Turquía, hubiera comenzado por recordar al joven que murió en su propio país, pidiendo el comprensible perdón como Presidente por el hecho, aun con la teoría oficialista de que la muerte fue producto de un sinnúmero de causas médicas y no por desnutrición?
Volvamos al internismo exacerbado que todo lo domina. Los peores momentos que han pasado los principales candidatos de este 2015 –y no sólo los que se postulan a Presidente- han sido como consecuencia del fuego amigo. El último ejemplo es bastante gráfico: todo el mundo informado del país –léase políticos, empresarios, periodistas etc.- creen que la información sobre las contrataciones de la Ciudad con Fernando Niembro salió "de adentro", ya sea del propio gobierno local o de la campaña PRO.
El oficialismo puede dar un curso en la materia. Comenzando por las mutuas desconfianzas que se siguen teniendo Daniel Scioli y varios kirchneristas y que se manifiestan demasiado públicamente, pasando por la denuncia contra Aníbal Fernández hasta errores propios –el viaje a Italia del candidato- y terminando con el bochorno de la elección tucumana en manos de un supuesto aliado del sciolismo como José Alperovich. Tampoco hay que olvidarse de las pocas "buenas noticias" que el gobierno nacional le regala a "su candidato" (dólar blue, inflación, déficit público etc.), ni de las idas y vueltas en la relación entre la Presidente y Scioli en función de los vínculos del gobernador con el Grupo Clarín, "enemigo declarado" del mundo K como los marcianos eran de los terrícolas en los tiempos del Capitán Escarlata.El "fuego amigo" peronista tiene una característica que lo hace diferente: el agraviado contesta y así la guerra se transforma en eterna. Aun en detalles realmente nimios como la asistencia de un dirigente cercano a Scioli a un asado con opositores, que se terminó convirtiendo en un conventillo, iniciado por la queja de La Cámpora y seguido por el lamento eterno y a veces persecutorio del sciolismo, que ve kirchneristas escondidos detrás de la puertas buscando su fracaso.
En el caso del Frente Renovador, las consecuencias del fuego interno fueron notorias, crueles y públicas. Las peores cosas de Sergio Massa no las han dicho ni Daniel Scioli ni Mauricio Macri, sino los dirigentes que, perteneciendo a su espacio, lo abandonaron y lo criticaron sin piedad: que no estaba preparado para ser Presidente, que tenía un entorno que lo manejaba, que era un novato y que prohibía el disenso interno fueron tan sólo algunas de las justificaciones que muchos encontraron para travestirse y cambiarse de partido.
En PRO pasa lo mismo: además de la interna contra Niembro, Macri tuvo que soportar la rebelión de Luis Juez en la elección de la ciudad de Córdoba y -dicen- el escaso ascendiente que tiene sobre José Cano y como debe manejarse la situación en Tucumán. Como si todo esto fuera poco, días después de las PASO, el candidato del PRO pudo verificar que en el NOA y en el NEA quienes debían "cuidar" su boleta a Presidente no lo habían hecho. El millón de votos que Scioli le saco a Macri en el norte del país no fue sólo producto de la fuerte e histórica presencia peronista en esa geografía ni de problemas de clientelismo o fiscalización en el cuarto oscuro. En muchas mesas nadie "propio" se ocupó de que estuvieran las boletas presidenciales de PRO.
El Frente Renovador, en nombre de "juntarse" frente al enemigo común, ensaya para el 25 de octubre algo que de concretarse –hay que ver si sucede o son tan solo rumores que alimentan una leyenda que nunca sucederá- resultaría inédito: con el objetivo de mantener el gobierno en ciertas intendencias y de permitirle a PRO ganar otras para evitar una victoria del FPV, los candidatos renovadores abandonarían lisa y llanamente la boleta de su candidato a Presidente y repartirían "cortadas" las suyas, pero mezcladas con las de Scioli y/o Macri según el distrito, la conveniencia y el arreglo al que hayan llegado con las campañas nacionales de ambos candidatos.
Lejos de tratarse de un secreto, el propio Massa dejó en "libertad de acción" a los intendentes del espacio 48 horas después de las PASO, en un intento por vestir la jugada como una inteligente estrategia para conservar intendencias. En otros casos el acuerdo se ha hecho público: el FR en Tres de Febrero apoyara al candidato PRO Diego Valenzuela, que quedó tan sólo a 1% del eterno Hugo Curto. ¿A dónde van a ir a parar los votos de Massa en las PASO en ese municipio? Respuesta obvia: a Macri.
En el peronismo/kirchnerismo se vive una situación semejante. El caso de Aníbal Fernández es simbólico al respecto: ubicado por decisión propia y de la Presidente en el centro del ring en el ida y vuelta diario con la oposición y algunos medios -en su condición de jefe de Gabinete-, ha recibido sin embargo más críticas y zancadillas de su propio espacio como candidato a gobernador que de los demás. Es verdad que sus contrincantes provinciales han sido a veces fuertes con él en su doble condición de candidato y funcionario, pero le han provocado menos daño que el fuego amigo que recibió del propio espacio. Ejemplo: las encuestas que dicen que está entre 1 y 4 puntos por debajo de María Eugenia Vidal son repetidas y repartidas por los candidatos del propio peronismo; son los encuestadores –muchos de ellos que nada tienen que ver con Fernández- los que aclaran públicamente que esos sondeos deben ser tomados con la cautela del caso, en función de la poca predisposición del votante bonaerense a cortar boleta (la excepción en parte fue De Narváez en 2011).
Queda para el final el gran interrogante que se descifrará en la primera vuelta: ¿el aparato peronista hará algo por los candidatos mayores o se repetirá lo que sucedió en algunas geografías el día de las PASO? Esto viene a cuento porque, como si el peronismo tuviera un súbito ataque de sincericidio, todos sus dirigentes -en privado y en público- dicen que habrá segunda vuelta y que eso es irreversible. Cero optimismo. Todos, de repente, se volvieron analistas independientes que se muestran reacios a cargar una mochila de esperanza.
¿Sera solo un sentimiento o detrás se esconderá un juego de distribución de boletas en varios municipios de la provincia de Buenos Aires, tanto del Conurbano como del Interior, donde estarán cortadas por un lado la de Intendente y por otro la del candidato a Presidente que más convenga para retener el poder local?. El 25 de octubre se sabrá.
Fuente: Infobae.

 
 
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