Obras de arte con vainas servidas. A eso es a lo que se dedica el suarense Rubén Kopelson, con paciencia, voluntad y pasión, desde hace algunos años. Con los casquillos de municiones crea réplicas a escala de monumentos sublimes como el Partenón de Grecia, el primer templo de Jerusalén e incluso la Iglesia de Pueblo San José, en su querido Suárez. En otras palabras, transforma balas en instrumentos de la paz.
“Ojalá el mundo usara el metal para construir monumentos para la paz y no para matar”, sentenció, en diálogo con "La Nueva.".
Esta misma claridad conceptual es la que guía toda su obra, parte de la cual desembarcó en los últimos días en Bahía Blanca y ya se puede disfrutar en el Centro Cultural de la Cooperativa Obrera (en Zelarrayán 560, de lunes a viernes, de 9 a 18).
Entre las piezas en exhibición hay un elemento nuevo y muy especial: la réplica con proyección del Parque de la Gloria, el predio de 17 hectáreas inaugurado hace muy poco, en la ciudad donde reside, para homenajear a los 649 soldados caídos en Malvinas. La obra fue un pedido expreso de los tres veteranos de Suárez, Rubén Brodsky, Héctor Sauer y Rubén Rohwein.
“En un principio me disculpé, porque no tenía tiempo; estaba muy ocupado confeccionando El Trono de la Reina Isis. Después surgió una alternativa muy enriquecedora”, contó.
En contacto con Darío Gómez, líder de la ONG Milla Curá, que trabaja con el objetivo de sacar a los jóvenes de la calle y fortalecer sus valores y compromiso social, surgió la idea de que el artista pudiera transmitir su arte a los chicos, a fin de que ellos mismos fueran protagonistas de la obra.
Así, con mucho entusiasmo, unos 15 jóvenes -con un promedio de entre 15 y 20 años de edad- comenzaron a reunirse con su maestro durante dos horas diarias, durante tres meses, para transitar la experiencia de la creación colectiva.
“Fue algo muy emocionante. Luego de tanto esfuerzo, pudimos entregar la obra a los veteranos de Malvinas”, comentó.
En ella se proyecta una vista aérea de cómo será el parque en unos años, cuando crezcan los árboles que representan a cada uno de los soldados caídos, y permite a la gente apreciar y tomar dimensión de lo que significa este espacio.
La fantástica maqueta es hoy itinerante, ya que acompaña a los excombatientes suarenses y a los integrantes de Milla Curá en sus charlas por las escuelas en las que se aborda lo que sucedió durante el conflicto bélico.
Aparte de ella, Kopelson cuenta con más de una decena de obras realizadas. Algunas le llevaron más de un año de esfuerzo y dedicación, ya que las piezas deben ser unidad una por una, con suma rapidez y sin margen de error. Como ejemplo basta la réplica de la Torre de Pisa, que tiene más de un metro de altura y requirió nada menos que 2.236 vainas.
La obra del artista suarense se puede conocer a fondo en la página web www.obraskarol.com.ar. La página lleva este nombre en homenaje al Papa Juan Pablo II, a quien Kopelson admira por ser un gran luchador por la paz y un ejemplo para miles de jóvenes del mundo. Allí ha recibido visitas y mensajes provenientes de sitios tan alejados como la India.
"Que personas de lugares tan lejanos se interesen por mi trabajo es algo que realmente me enorgullece", confesó.
Fuente: La Nueva.