Conmueve su presencia. Su tono de voz oscuro, su modo de presentarse ("soy el hermano del primer asesinado por los Puccio"), su dolor siempre presente. Guillermo Manoukian es el único hermano de Ricardo, el empresario de sólo 23 años asesinado de tres balazos en la cabeza disparados por Arquímedes, su hijo Alejandro y el otro integrante de la banda, Guillermo Fernández Laborde. Un disparo cada uno para sellar el pacto diabólico de silencio. El primer eslabón de una maquinaria perversa dedicada a secuestrar a conocidos, cobrar millonarios rescates y luego matar. Un homicidio perpetrado luego de 11 días de cautiverio en la casa de la familia Puccio en donde se mantuvo atada de pies y manos a la víctima y por la que se cobró el rescate. |
La familia Manoukian quedó devastada. "El 22 de julio de 1982 empezó la pesadilla de esta nueva vida", dice a InfobaeTV Guillermo Manoukian. Sus padres, de casi 90 años, emigrantes armenios, se encerraron en su casa y no pudieron recomponerse nunca más. Hoy viven en un ostracismo doliente. No es para menos. "Pienso que en casos como estos debería existir la pena de muerte", dice Guillermo, que cree que la película de Pablo Trapero viene a ayudarlo en su lucha para pedir justicia. E inmediatamente pide disculpas por la afirmación. "Te hablo desde las vísceras, pero es que la cadena perpetua no alcanza. No se hace justicia de esta forma", explica.
El juez de sentencia de San Isidro Raúl Casal falló en su momento la prisión por tiempo indeterminado para los autores del crimen. Los sucesivos beneficios legales, "el dos por uno", las libertades anticipadas y el garantismo penal permitieron que los homicidas fueran saliendo de la prisión. "No puedo creer que aún sigamos en nuestro país discutiendo qué hacer con este tipo de delincuentes. Les pido a todos que reflexionemos para que casos como el mío no se vuelvan a repetir", dijo Manoukian
Aquí, parte del diálogo:
-¿Qué sentís por la familia Puccio?
Asco, repulsión. A mí y a mi familia nos arruinaron la vida. El calvario que empezó en julio de 1982 lo voy a llevar de por vida. No es una cosa fácil de sobrellevar. Más cuando te encontrás en un país en donde, a 30 años de lo que ocurrió, esto sigue pasando. No te deja vivir en paz.
-¿Conociste a Alejandro Puccio?
Yo no. Sí mi hermano. Se conocían muy bien. Tenían trato social, frecuente. Por eso paró el auto. Mi hermano volvía de trabajar, lo paran Alejandro y Fernández Laborde pidiéndoles que los acercara hasta un lugar. Y ahí empieza todo.
Después de 11 días de secuestro, en donde lo tuvieron en la casa familiar en pleno centro de San Isidro, atado de pies y manos en el baño, lo abandonaron en un descampado de Benavídez con 3 tiros en la cabeza.
-¿Cómo funcionaba la banda?
Arquímedes funcionaba de un modo mafioso. Él comprometió a todos a trabajar de esta forma: todos mataban, todos entregaban y secuestraban a un conocido de cada uno de ellos, todos sabían, incluso el hermano que vivía en el exterior.
Además, está más que claro la protección que la banda tenía del gobierno y de la Justicia de ese momento. Se sabía que había una célula dedicada a secuestrar, cobrar y luego matar. Tener a las víctimas en sus propias casas, llamar desde los teléfonos propios, usar sus mismos autos, si vos no tenés un amparo del Estado, no lo podés hacer. Semejante nivel de impunidad refleja que el apoyo era muy alto.
-¿Te lo cruzaste alguna vez a Alejandro?
Sí. Tuve una situación muy complicada porque lo vi en una sala de audiencia de los tribunales. Atiné a preguntarle por qué mintió y no dijo la verdad de su relación con mi hermano. Lo insulté. Y él me dijo que no podía hacer otra cosa con el padre que él tenía. El padre, cuando me vio, me amenazó.
-¿Qué impresión te llevaste de la película El clan?
Una profunda tristeza, porque más allá de que fui protagonista como mi familia de esa historia, es muy tremendo verlo en pantalla. Pero a su vez me hace sentir que el mensaje de lo que puede ser una banda tan criminal como la de Arquímedes Puccio ha llegado a la gente. Esta familia fue siniestra. Con la película te das cuenta que la decisión personal de cada uno de ellos de integrar esta banda fue personal, lo eligieron.
Desde el punto de vista del país, esta película tiene que ayudar a que esto no ocurra más. Necesitamos una Justicia independiente para que el país funcione bien. Yo quiero un país seguro, en donde las instituciones sean respetadas. Esto puede sucederle a cualquiera. Que esta película ayude a que algo cambie.
Fuente: Infobae. |