En primer lugar entiendo lo del orden y la limpieza, solo hablo de que la culpabilidad recayó únicamente en mi hijo Iván (único sancionado) y no es verdad que fue el último en irse de las residencias, ya que uno de los motivos del enojo de la familia del ingresante fueron unas macetas con tierra desparramada donde dos de los estudiantes (no Iván) cultivaban lechuga y perejil y que al irse dejaron abandonadas. Por otro lado, el estudiante en cuestión seguramente tenía otras alternativas porque, como lo expresó la Sra. Sonia Kuschak en aquélla ocasión, el departamento había quedado en óptimas condiciones para que el joven pudiera habitarlo y aún así no quiso hacerlo.
No fue un acto de desconsideración hacia él sino que, como ya lo expresé en mi denuncia, el estudiante llegó antes de lo que preveíamos.
Y en relación a que mi hijo no “había retirado sus pertenencias” y que al llegar lo encontraron durmiendo, se refiere a un lavarropas que él solidariamente dejó en el departamento para que su hermano y compañeros tuvieran la posibilidad de usarlo hasta tanto recibieran uno y el hecho de que fuera a lavar sus prendas en la ocasión mencionada. Por lo que, más que un acto de desidia, fue un acto de solidaridad hacia los otros chicos.
Respecto al agradecimiento por todos estos años en la residencia era mi intención inclusive hacerlo público como muestra de cómo este gobierno se ocupa de hacer posible el estudio a todos los jóvenes que gracias a las residencias y a las becas pueden aspirar a un futuro que en otros tiempos les fue negado. Pero toda esta situación, en donde todas las culpas recayeron en su persona, no solo empañó esta circunstancia sino el acto de graduación, corolario de tanto esfuerzo.
Graciela Rodríguez. DNI 17.869.056.