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El genial dibujante Horacio Altuna estuvo en Coronel Suárez.
Creador del famoso “Loco Chavez”.
Una historia apasionante y una figura relevante que trasciende las fronteras del país.
“Tengo la fortuna de poder vivir de lo que hago”, aclarando que “nunca dejé de trabajar para Argentina. Siempre estuve en el Diario Clarín, salvo un período de muy poquitos años”.

En la casa de la familia Castellano hay enmarcada y colocada en un lugar preferencial un dibujo del “Loco Chávez” y su deseada novia “Pampita”. La dedicatoria explica el parentesco. Quien firma el dibujo es Horacio Altuna, el creador de este personaje que durante 14 años hizo que el Diario Clarín se empezara a leer por la contratapa, para seguir bien de cerca las aventuras del reportero y su novia.
Altuna es primo hermano de María Cristina y María Elena Arruabarrena, a quien vino a visitar en estos días, mientras su esposa visitaba a sus parientes sanguíneos en General Roca.
Cada vez que regresan al país, desde la ciudad de Sitges, en España, donde residen desde hace 33 años, invitado Horacio Altuna para dar charlas, talleres, conferencias, aprovecha el matrimonio a visitar a la familia.
Horacio Altuna comenzó a dibujar desde muy pequeño y a pesar de esta pasión igual empezó estudios de abogacía, lo que por entonces se veía más rentable. En 1965, cuando tenía 24 años, fue publicada su primera historieta. Fue ilustrador de guiones de personajes como Kabul de bengala, Hilario Corvalán, entre otros, que aparecían en revistas como D´Artagñan, El Tony y Fantasía.
En 1975 el Diario Clarín anuncia que reemplazará algunas historietas de su contratapa, entonces Altuna, junto a quien ya era su amigo, Carlos Trillo, presentan una tira que es elegida y que por los próximos 14 años aparecería periódicamente en la contratapa del diario: El Loco Chavez.
Esta historieta lo hará famoso. Chávez es un periodista que a través de sus aventuras narra la diaria realidad argentina. La destreza del dibujante estuvo no solo en la creación del personaje principal, sino en los secundarios, entre ellos las “minas”, que siempre acompañaban a Chavez, especialmente Pampita, una escultural morocha que se convertiría en un personaje de la mitología popular.
La tira se publicó por última vez el 11 de noviembre de 1987. Ya para entonces Altuna estaba radicado en España y era muy difícil el ir de los guiones de Trillo y el volver de los dibujos de Altuna para conformar la historieta.
Otra de sus creaciones espectaculares fue “Las puertitas del Sr. López”, y otras más como “Charlie Moon” y “Merdichesky” en las revistas Ediciones de la Urraca, Humor, Superhumor y Fierro.
Desde España publica en 1984 la historieta “Diccionario”, que lo tiene como guionista e ilustrador.
A los 73 años Horacio Altuna no para de trabajar, realiza historietas que son publicadas en España, en América y también en otras ciudades de Europa.
Por supuesto que su carrera está coronada con muchos premios, entre ellos el Premio Konex en el año 2012, y en el año 2004 el gran premio del Salón Internacional del Cómic de Barcelona, siendo el primer artista no español en recibir este galardón.
El miércoles por la mañana, mate mediante, rodeado de familiares que celebraban su visita, charló con los medios de la ciudad.
“Estoy muy contento de estar en Argentina, en principio, y muy contento de regresar a un pueblo al que venía cuando vivían mis abuelos acá. Hace muchos años veníamos y nos encontramos con la familia, entre ellos el abuelo Ignacio Altuna, a quien le debo ser hincha de Racing. Aquí me encontraba con los primos y los tíos”.
“Tengo la fortuna de poder vivir de lo que hago”, dijo más adelante, aclarando que “nunca dejé de trabajar para Argentina. Siempre estuve en el Diario Clarín, salvo un período de muy poquitos años. Primero con ‘El loco Chávez’, luego con el ‘Nene Montanaro’ y ahora con una tira que se llama ‘Es lo que hay’”.
Indicó que “con Trillo teníamos muchas afinidades: ideológicamente teníamos el mismo humor, entonces nos resultó fácil trabajar juntos. Los guiones no eran solo de él. Nos juntábamos en un bar o confitería en Bs. As., mirábamos sobre todo al lado de la vidriera para ver pasar chicas y gente, y ahí empezábamos a intercambiar ideas y salían los guiones. Lo pasábamos muy bien haciendo eso. Después hicimos ‘Las puertitas del Sr. López’, ‘Charlie Moon’, ‘Merdichesky’ y ‘El último recreo’”.
Sobre “Las puertitas del Sr. López” dijo que “era época de la Dictadura, entonces la gente encontraba lecturas que muchas veces nosotros no pensábamos que la iban a tener. Lo que sucedía es que era un personaje muy pusilánime, incapaz de modificar su realidad, que era muy miedoso. Era la época que nos tocaba vivir, que todos teníamos miedo. Era realmente una época muy dura. La gente empezó a encontrar ese tipo de mensajes en la historieta. La estructura de la historieta era: López tenía un problema en su realidad y para escapar de ese presente que lo agobiaba se metía en el baño, allí vivía una fantasía en la que le iba peor. Cuando regresaba a la realidad esta lo aplastaba del todo”.
Sobre este personaje, Horacio Altuna explica que “nosotros empezamos a hacer una historieta que tenía el recurso del tipo con miedo que no sabía resolver sus problemas. Pero con el tiempo, en seis, siete meses de trayectoria de la historieta, empezamos a hablar de esa realidad de lo que veíamos a nuestro alrededor. Entonces había algunos episodios que realmente eran muy explícitos en cuanto a la realidad que vivíamos”.
Relató que cuando se fue en el año 1982, “en Europa no me conocía nadie. Iba con una carpeta a las editoriales francesas, por dar un ejemplo. Me presentaba y pedía ver al director de arte. Me preguntaba el nombre, cuando se los daba me decían ‘españoles no’. Yo aclaraba que era argentino, entonces, ahí me atendían. En aquel entonces, y aún ahora, mucho más ahora, decir dibujante argentino es como decir técnico alemán. Es decir, la nacionalidad califica en muy alto nivel, en aquel entonces y mucho más ahora. Un país como Argentina, alejado, en un extremo del mundo, que es un país emergente, que exporte la calidad de autores de excelencia artística, como los que da nuestro país, es formidable. Soy partícipe de eso porque tengo algún prestigio y trayectoria, pero es muy notable la calidad de autores que son así. Esto es raro, porque este nivel de excelencia no lo tienen muchos países”.
Al historietista le duele matar su personaje, a Altuna ¿le dolió dejar de hacer “El Loco Chávez”?, fue una de las preguntas lógicas de la entrevista. Y la respuesta vino con la voz y los ojos cargados de emoción, de un hombre de 73 años que sigue dibujando con pasión, pero que tiene guardado en su corazón a su personaje más entrañable: “mi mujer es testigo, cuando hice la última tira yo lloré todo el día. Y todavía me emociono. Es como un hijo. Cada cosa que hago está relacionada con una etapa de mi vida. Cuando a mi me dicen qué te gusta más de todo lo que hiciste, yo comparto todo lo que he hecho, me ha gustado todo lo que fui haciendo. Pero ‘El loco Chávez’ es el principio de mi carrera como autor integral. Es el trabajo que hice con Carlos, con quien éramos muy amigos. Yo creo que hacer en el período de la Dictadura ‘El loco Chávez’ en parte me salvó porque me daba una vida pública, y por el otro lado todo el período en el que me fui, desde el 82 al 87, en que lo dejé de hacer, fue un periodo en que también me costó mucho, porque era un inmigrante. Y esta historieta era mi pie a tierra, mi conexión con Argentina”.
Seguramente al final del día, el miércoles, en un domicilio de Coronel Suárez, su mano, habilidosa, trazó algunos dibujos (le habían pedido que fuera de mujeres; anticipó a las madres para que no se escandalizaran después, que las iba a hacer desnudas), que dejó como recuerdo. El día seguro transcurrió entre aromas, sabores y abrazos familiares, recordando anécdotas de la infancia compartida.
Horacio Altuna pasó el miércoles por Coronel Suárez. Su genialidad está probada en sus historietas. La simpleza de un hombre famoso y premiado, que disfruta de las cosas sencillas, que es muy feliz con lo que hace, quedó demostrada en cada minuto compartido con los medios de prensa de la ciudad y con sus primos.

 
 
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