Desde el inicio del proyecto de residencias se ha mantenido un criterio básico y fundamental, los estudiantes deben cumplir con los requisitos académicos al igual que en cualquier beca, pero además de igual forma se les exige el cumplimiento de normas básicas y necesarias en cuanto a la higiene y el cuidado responsable del lugar donde habitan, ya que se trata de un bien común que deberá resguardarse para los futuros becarios; es por eso que se ha mantenido durante once años un trabajo constante de supervisión y control.
Este hecho citado no es ni más ni menos que el cumplimiento y el trabajo; que nadie más se ocupa de realizar de forma consciente y comprometida; de las normas que se aplican a todos los residentes. Gracias a ello a lo largo de todos estos años se ha podido sostener de forma óptima este proyecto como muchos reconocen, gracias a ello hoy en día tenemos no solo buenos estudiantes sino también chicos que valoran el lugar que se les brinda, lo cuidan, lo mantienen y de esta forma se sostiene.
Esta no es la primera vez que un estudiante, indiferente a las normas dispuestas para todos, pierde la beca de residencia por falta de cumplimiento de las mismas, hecho que está claramente especificado en el reglamento de residencias.
Pero el punto central en este caso se ubica en que las consecuencias de este hecho no se limitan solo, como dice esta mamá, a un trapo, lavandina y detergente. Al inicio del presente año el estudiante que ingresaba para comenzar sus estudios y su familia llegaron al departamento que se suponía debía ser su nuevo hogar, encontraron un lugar totalmente sucio y abandonado, imposible de habitar en condiciones normales, a tal punto que con mucha bronca y angustia se comunicaron con quienes debemos poner el cuerpo a estas situaciones planteando su disgusto e impotencia. Este hecho hizo que esta familia decidiera irse y no volver más al departamento dadas sus condiciones. Debemos aclarar que el estudiante Iván Palacio fue el último en retirarse del departamento dejándolo en esas condiciones. Cuando se visitó el lugar para comprobar el estado que esta familia denunciaba, fue más que evidente el nivel de abandono que imperaba. Luego de analizarse la situación, y dado que a pesar de que Iván ha realizado su carrera completa con el beneficio de la beca y por lo cual debería mostrarse agradecido y demostrar respeto hacia este chico y su familia, que al igual que él llegaba para empezar a forjarse un futuro, y sin embargo no fue así. Es así que se resolvió rechazar su solicitud de continuar en el departamento. Pese a esto sí se mantuvo el beneficio para su hermano Cruz, quien actualmente se encuentra en el departamento.
A pesar de todo lo sucedido, en una nueva visita realizada junto a la Consejera Escolar Sra. Sonia Kuschak, hace pocas semanas, encontramos nuevamente en el departamento a Iván Palacio, quien se hallaba durmiendo y como único habitante del lugar, sin haber retirado aún sus pertenencias y el sitio en pésimas condiciones de orden e higiene.
Por lo tanto debemos preguntarnos, ¿tener empatía significa dejar hacer a los residentes lo que les plazca, sin importar que ello signifique negar la posibilidad de que otros chicos tengan un lugar habitable y adecuado para poder estudiar por el solo hecho de que no les importa o no tengan ganas de cuidar y limpiar? ¿Y dónde está la empatía de Iván para con ese estudiante que llegaba con su familia a su nueva casa, con todas las expectativas de iniciar su carrera?
¿No sería acaso irresponsable de nuestra parte ignorar hechos como estos y dejarlos pasar?
Los estudiantes que inician una carrera universitaria ya no son niños, saben lo que significan las cosas y deciden hacer lo correcto o no. Cuando reciben la beca de residencia se les informa cuáles son las normas a cumplir, y saben perfectamente cuando no lo hacen. Este hecho es un ejemplo de que las normas que rigen para las becas de residencias deben ser cumplidas y respetadas.
Susana Previsdomini - DNI Nº 11.375.095. |