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Taller de hilado artesanal gratuito en nuestra ciudad.
La agencia INTA Coronel Suárez y la Dirección de Desarrollo Social de la Municipalidad de Coronel Suárez desarrollaron un taller de hilado artesanal, al que asistió un numeroso grupo de mujeres.

En la oportunidad se contó con la presencia de artesanas que pertenecen al grupo “Manos de Lamadrid”, que tiene la orientación de la Ing. Agrónoma Andrea Argaña.
Presentaron su experiencia de cadena de valor textil artesanal junto a las instructoras Graciela Del Valle y Mirta Victorero.
El mismo se llevó a cabo en el salón anexo de la Iglesia Evangélica que está en la calle Belgrano al 1500 de Coronel Suárez, donde desde hace por lo menos dos años hay en funcionamiento un taller semanal de tejido al crochet.
Antes de comenzar el curso La Nueva Radio Suárez habló con la Ing. Andrea Argaña. Lo que siguen sus algunos de los conceptos que dan cuenta de una muy interesante experiencia en torno al hilado de lana, para darle valor a un producto, y que se proyectó también en la confección de prendas tejidas, logrando lo que se denomina un precio justo en toda la cadena de valor, desde el productor hasta las tejedoras.
“Nosotros hace diez años que estamos trabajando en el armado de la cadena de valor de la lana, porque en nuestro Distrito hay productores que tienen majadas de consumo y algunos productores de 200, 300 madres que todavía quedan. Cuando yo fui a hacer talleres a las localidades rurales por el tema ovinos los productores señalaron que si bien había que trabajar mucho para posicionar la carne ovina en el mercado, ellos creían que era más interesante trabajar tomando la lana, agregándole valor para generar autoempleo para las mujeres rurales que viven en los puestos o son familiares de pequeños productores. Cuando ellos me plantearon eso nosotros desde el INTA no teníamos nada para ofrecer, porque siempre trabajamos la parte productiva. Justo había ido gente del INTI de Córdoba al INTA central a presentar un proyecto de la cadena de valor textil artesanal con varias innovaciones tecnológicas y sobre todo tenían muy ajustado un proceso organizacional, que fue lo que más nos impulsó a trabajar”.
Contó la Ingeniera Agrónoma consultada que fue a Córdoba, comprobó que todo lo que estaba escrito en el proyecto era real, que estaba funcionando muy bien.
Relató que “a muchas de las artesanas las conocía de antes y vi los cambios que había en su vida, en su familia, en su casa, por lo que hicimos un convenio para reeditar la experiencia de Córdoba. Como el INTI trabaja con el eslabón de la materia prima, ellos habían desarrollado un montón de herramientas que le dan transparencia y competitividad al producto. Con esa respuesta vino la gente de INTI a presentar su experiencia”.
Así se formó un grupo de artesanas que sumaron instituciones para que apoyaran el proyecto.
Contó que “fue fascinante porque era la primera vez que veíamos la articulación de la producción primaria con la transformación en este caso artesanal, porque no teníamos dinero para hacer producción industrial”.
Las artesanas se autofinanciaron con micro créditos para comprarse su principal herramienta, que es la rueca, mientras tomaron en préstamo de los productores el primer lote de lana, que se mandó a lavar y peinar a un lavadero.
“El hilado que surgió es una materia prima limpia, sin olor, sacada la grasa y todos los contaminantes de la lana”.
Agregó que “las dos innovaciones tecnológicas fueron muy fuertes, porque la gente que trabajaba en la zona, algunas señoras que sabían el oficio, ya no lo podían hacer por diversos motivos, muchas teniendo problemas de salud de haber absorbido durante tantos años una materia tan sucia. Tener la fibra lavada y peinada era una innovación muy importante. En tanto que la rueca, que había modificado el INTI, tenían dos o tres cosas fantásticas: eran livianitas y silenciosas, por lo que las mujeres en lugar de trabajar fuera de sus casas o en un galpón lo hacían en la cocina de su casa”.
Sobre la actualidad de este proyecto de armado de la cadena de valor de hilado textil en artesanal, que comenzó efectivamente en el 2006, con un sistema transparente, a través de un minucioso registro y una muy coordinada y organizada actividad, dijo la Ing. Argaña que “ahora este grupo de mujeres están mas abocadas a tejer que a hilar, por lo que debemos reponer la base que es la de hilar. La mayoría evolucionó a teñir y a tejer. Los teñidos se empezaron con tintes naturales, pero cuando empezó a haber demanda de colores que no podemos obtener a través de nuestra naturaleza el INTI nos capacitó para usar tintes industriales. Siempre tomando la precaución de no contaminar el ambiente, de no contaminar el agua. Hoy tenemos una materia prima de calidad y un producto final muy bueno, que permite obtener precio justo en toda la cadena de valor, desde el productor ovino hasta las artesanas que realizan el hilado y las prendas tejidas”.
Informó que por informes sobre esta iniciativa hay que acercarse a las oficinas locales del INTA en la calle San Martín, casi Avenida Sixto Rodríguez, y tomar contacto con las Técnicas Justa Segonds o Débora Mascotena. Volverán en otras oportunidades para nuevos espacios de capacitación en esta propuesta.

 
 
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