La verdad es que en otras dos mesas del mismo establecimiento educativo tampoco se presentaron los Presidentes de Mesa, pero sí lo hicieron los suplentes, por lo que esas otras dos mesas se constituyeron de todas maneras en tiempo y forma, a lo sumo con un retraso mínimo con las autoridades suplentes.
Mientras tanto el reloj avanzaba, implacable, y no aparecía ninguna autoridad. Se constituyó el Jefe de Correo, responsable del operativo general por parte de la Justicia Electoral, que Código Electoral en mano se dispuso a aplicar el reglamento. Encomendó a efectivos policiales que con un móvil concurrieran hasta el domicilio de la Presidenta de Mesa que estaba ausente en su tarea. Desde allí le informaron que nadie respondía a los llamados a la puerta.
El Código Electoral establece que la autoridad policial debe comunicar al primero de la fila que está aguardando para votar, que pasa a ser designado como Presidente de Mesa. Era una mujer, casualmente, del mismo apellido que la Presidenta que no fue.
La mujer no salía de su asombro: “no puedo, yo no desayuné, vino así nomás porque quería votar y después volver a mi casa”, dijo en un primer momento.
Fiscales de partidos políticos que había en el lugar le dijeron con la mejor voluntad: “no es problema señora, le acercamos el desayuno, por eso no se haga problema”.
“Pero no tomé los medicamentos que tengo que tomar a esta hora”, respondió la mujer, aclarando que tenía su casa a dos cuadras del colegio. Le propusieron que vaya a su casa, tome el medicamento y vuelva.
Pasaron cinco minutos, diez, quince… Al rato resultó evidente lo que era obvio: la mujer no iba a regresar ni al rato y probablemente nunca por esta jornada electoral.
Fue allí cuando se volvió a mirar hacia la fila de la frustrada mesa Nº 20 que se había vuelta a armar, aguardando la apertura de la actividad comicial, momento en el que apareció en escena Oscar Ferreyra, que con lógica ciudadanía ejemplar concluyó que la mesa tenía que abrir su actividad y se dispuso a cumplir el rol de Presidente.
La pregunta no se hizo esperar, en tanto ir y venir, ¿qué dice el Código Electoral para los que no cumplan con su responsabilidad? Les corresponde una pena de entre 6 meses y 2 años de prisión en suspenso. Porque la mujer, designada como Presidente, pudo haberse excusado como corresponde ante el Juez Electoral, se designaba a otra persona y se hubieran evitado tantos problemas como hubo.
Corresponde también una reflexión sobre el particular, porque la verdad es que hubo muchas renuncias y excusaciones a ser autoridades de mesa. Hubo certificados médicos de todo tipo, justificando que no se podían hacer cargo de la designación de la que habían sido objeto.
El sábado, hasta las 15 horas, se estuvo designando nuevas personas, que rápidamente concurrieron a instruirse a través de la capacitación virtual que dispuso la Justicia Electoral y evacuando dudas ante los conocidos que ya habían cumplido esta responsabilidad.
También el Jefe de Inspectores del Distrito, César Cha, estuvo la semana anterior brindando capacitaciones de último momento, siempre dispuesto a evacuar dudas y consultas sobre diferentes cuestiones para cumplir con la responsabilidad de autoridad de mesa.
La democracia se construye entre todos. Ser autoridad de mesa es una responsabilidad cívica. No es cuestión de sacarle el cuerpo a esta responsabilidad.
Aplausos para quienes cumplieron con este deber, lo que implica ni más ni menos que disponer la urna y el cuarto oscuro para que miles de ciudadanos puedan ejercer su derecho a voto.
Silbidos para los que con una excusa injustificada le esquivaron a su deber cívico.