No tenía 18 años cuando comenzó a colaborar con el “Sanma”. Puede decir que forma parte del grupo de hombres que le dieron impulso a la institución deportiva y social de la primera Colonia Alemana.
Fue cinco veces Presidente y cada vez para volver a poner de pie a la institución porque atravesaba momentos difíciles.
A él se lo consulta, se lo escucha, se atienden sus referencias de cómo hacer las cosas. Don José Lindner está permanentemente atento a todo lo que tiene que ver con San Martín y su desarrollo, sobre todo en lo que se refiere a las implicancias sociales de las actividades deportivas que propone.
Por supuesto que le preocupa que el club quede cada vez más chico en su capacidad instalada para albergar tantos niños, adolescentes y jóvenes que están desarrollando actividad.
El sábado pasado San Martín celebró sus 61 años de vida. La ocasión es adecuada para volver a escuchar lo que este histórico dirigente del club tiene para decir.
“Estoy preocupado porque contamos con demasiados chicos por lo que son las instalaciones del club. Tenemos la suerte que contamos con muchos deportistas. Nos sobran jugadores de fútbol, tal es así que se nota la presencia de jugadores en Blanco y Negro en la Colonia 3… con deportistas para volcar hacia otros clubes y para negociar también. Pedro Glock junto con Daniel Parenti fueron quienes iniciaron la escuelita de fútbol, ellos sembraron el semillero de lo que luego después otros continuaron dándonos este presente”.
Entre las anécdotas que posee para rememorar, José Lindner recuerda la ocasión en que se cruzó con un padre y le preguntó por qué no asistían más a las actividades sus tres hijos.
El hombre le respondió que no le podía hacer frente a la reposición de zapatillas que los chicos rompían.
José le respondió “mándalos, ya vamos a ver qué hacemos”. Ahí inició algo que no es extraño para los dirigentes de esta institución deportiva: muchas veces se debe atender también la necesidad de proveer zapatillas y pantalones para que los chicos puedan hacer la actividad.
En San Martín muchas familias no pagan la cuota social, y esto no es impedimento para formar parte de las actividades que el club ofrece; nadie se queda fuera por no poder pagar la cuota social.
Recuerda también la vez en que los jóvenes integrantes de una Comisión Directiva pintaron de un azul violáceo el frente del club. Una sola pregunta de José, “¿¡qué le hicieron al frente!?”, fue suficiente.
Al día siguiente, a las 9 de la mañana, los jóvenes estaban rasqueteando lo pintado para darle al frente el azul que se distingue como color del club.
Siempre está atento a algo que aprendió de los primeros fundadores de la institución: en cada fecha patria, en el frente, debe estar puesta la Bandera Argentina; cuando se han olvidado basta con un llamado telefónico con la pregunta “¿te acordaste qué fecha es hoy?”, para que el olvido quede zanjado.
El “Sanma” es su segunda casa, está atento a lo que el club necesita, a su desarrollo, siempre preocupado porque todos los chicos puedan estar aprovechando sus actividades. Y maravillado con lo que el club sigue aportando a las nuevas generaciones, donde a través del deporte se realiza una profunda tarea social.