Las glorias deportivas que coronan su historia como jugador de polo, el más grande de todos los tiempos y del mundo entero, no alcanzan a tapar una de sus principales características, que es bien visible aquí, en su pueblo: es un hombre sencillo, simple, un buen vecino.
Sin egos, sin soberbia. Cosechó innumerables trofeos a lo largo de su carrera deportiva integrando el equipo de polo que tenía 10 de handicap y a partir de allí han sido incontables los homenajes que hoy día se le siguen tributando.
Pero es un hombre sencillo, siempre dispuesto a la entrevista.
“Hay que ser medio ridículo para creerse todas estas cosas y ser medio pavote también. Uno es uno, no por el hecho de haber tenido suerte de andar bien en otras cosas va a ser superior a los demás”, manifestó el martes ante La Nueva Radio Suárez.
Preguntado sobre cómo siente a Coronel Suárez respondió que “nací acá, me eduqué acá y viví acá toda mi vida. Está demás cualquier comentario que haga. Ni se me ocurrió irme de acá, así que fui muy apegado a Suárez”.