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Misterio en Pehuen Có: la Justicia investiga al marido de la portera desaparecida

Se intenta trazar un perfil psicológico de Gustavo Martínez Ipucha, el esposo de Andrea Esnaola, que intentó suicidarse de un disparo en la cabeza. Pericias al teléfono y entrecruzamiento de llamadas. La incógnita de la salud mental

Los perros de rastro apuntan al mar. Una avioneta y un helicóptero buscan a María Andrea Esnaola, junto a más de cien efectivos de la Policía Bonaerense. Una testigo, la última persona en verla, afirma haberla visto dirigiéndose hacia la playa. Julio, el padre de la portera desaparecida en la localidad costera bonaerense diez días atrás, todavía tiene esperanzas de que su hija aparezca con vida. Pero ya no ve televisión ni escucha radio en su casa de Bahía Blanca. Apenas se sienta al lado del teléfono. "Estoy esperando a una psicóloga para hablarme; va a venir en un rato a hacer un perfil psicológico de mi yerno", dijo Julio a Infobae este mediodía. No piensa decir nada malo de su yerno, por otra parte: "De él yo no sospecho nada. Siempre se preocupó por mí. Cuando desapareció mi hija estuvimos buscándola en el auto hasta las 4 de la mañana. Ahí hasta me dijo que tenían planes para irse en vacaciones de invierno".
Gustavo Martínez Ipucha, pescador de oficio y pareja durante los últimos 20 años de Esnaola -casados hace apenas tres meses en un registro civil de Punta Alta, con Julio entre los testigos-, recuperó la conciencia ayer luego de un pronóstico reservado: había ingresado al hospital con una herida de arma de fuego con orificio de entrada en el arco supercilial del ojo derecho. Martínez Ipucha dijo, sorprendentemente, que habría sufrido un accidente. Al recobrar el conocimiento, aseguran fuentes directas de la investigación, reconoció que se había disparado con una pistola calibre .32; hay marcas en su piel que lo indicarían.
El hecho llamó poderosamente la atención de la fiscal Leila Scavarda, a cargo de la UFI Nº 12 de Bahía Blanca, que investiga la desaparición de Esnaola. Scavarda encargó allanamientos a la casa de la pareja y a la de Marta, madre de Ipucha en Bahía Blanca. En la de la pareja, halló la funda del arma con una escueta carta, aparentemente de suicidio, en donde el pescador se despide pero no da detalles del porqué de la desaparición de su mujer. Todavía se busca el arma reglamentaria; Martínez Ipucha es usuario registrado.
Lo cierto es que la desaparición de Esnaola, que tiene en vilo tanto al pequeño pueblo de Pehuen Có como a la Justicia bahiense, no tiene una hipótesis clara. Fuentes directas de la causa admiten que se barajan tanto el posible suicidio de Esnaola como el homicidio con el involucramiento de un tercero, aunque no hay hasta el momento ninguna pista firme para abonarlo. Hay medidas en proceso: se evalúan entrecruzamientos de comunicaciones entre Esnaola, Martínez Ipucha y miembros de su entorno. Por otra parte, se está peritando el celular de Esnaola. "Por el momento no se descarta nada, ninguna hipótesis y teoría, la sospecha sobre Martínez Ipucha se mantiene aunque no hay por el momento con qué sostenerla", afirma una alta fuente judicial en Bahía Blanca: "Si el cuerpo está en el mar, entonces, es una lotería."
Una posible depresión profunda de Esnaola es otra de las hipótesis evaluadas: cerca de la investigación afirman que la salud mental de la portera se vuelve un ítem clave. Las declaraciones de los compañeros de trabajo de Esnaola, empleada en una escuela pública, arrojaron que era una persona muy reservada, que no solía hablar de sus problemas. El padre de la portera afirmó: "No era muy comunicativa. Y bueno, cada uno tiene su personalidad. No quería molestar mucho a los demás si le pasaba algo. Estaba en la menopausia, solo tomaba medicación por un problema de tiroides."
¿Tomaba Esnaola algún tipo de medicación? Marta Ipucha, la madre del esposo de la portera, que ya declaró ante la Justicia, aseguró a este portal: "¿Te duele la cabeza y qué tomás? Una aspirina. ¿No podés dormir y qué tomás? Bueno, eso. Acá nos pasaron cosas muy duras. Mi marido murió hace poco tras un cáncer muy largo, un melanoma. Venimos de muchos problemas. Mi nuera es muy creyente, todos nosotros lo somos. Podrían haber vivido de otra forma, ambos estudiaron. Mi nuera es maestra jardinera, pero eligió ser portera. Querían la paz de Pehuen Có, vivir cerca del mar."
Marta, por lo pronto, se siente aliviada: su hijo, tras dispararse según él mismo en la cabeza, está fuera de peligro. "Le están haciendo tomografías ahora. Preguntó cómo iba la búsqueda de Andrea." Por otra parte, no quiere que sospechen de su hijo, o de una posible crisis en la pareja: "Son todas conjeturas, no hay un problema. No le busquen la quinta pata al gato", aseveró.
Fuente: Infobae.

 
 
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