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La Dra. Dora Barrancos disertó en Coronel Suárez.

 

La destacada investigadora habló sobre el patriarcado y sus implicancias en la violencia de género.
“No hay ninguna mujer que esté fuera o estuvo fuera de la experiencia de un acto violento. Porque la violencia es, antes que nada, una conformación simbólica. El patriarcado es un orden de exclusiones que tiene un principio simbólico, sin el cual no podría actuar. Por otra parte, el patriarcado es una invención humana, no tiene nada que ver con ningún mandato de la trascendencia, no tiene nada que ver con ningún orden divino. Tiene una data de nacimiento, que no tiene una fecha precisa, pero que se puede ubicar en nuestras sociedades primitivas”.

Estuvo en Coronel Suárez el viernes pasado la Dra. Dora Barrancos, Directora en el CONICET del área de Ciencias Sociales y Humanidades y quien cuenta con un extenso currículum, como el ser Doctora en Sociología y tener una extensa labor como investigadora en el área de las Ciencias Sociales.
Invitada por el área de Servicio de Violencia Doméstica de la Municipalidad llegó a la ciudad para brindar una disertación que insumió parte de la mañana y la tarde del viernes, donde habló, con mirada de revisionismo histórico, de lo que ha dejado el patriarcado y su relación con la violencia de género.
Para cerrar la actividad la Dra. Dora Barrancos habló para jóvenes estudiantes sobre violencia de género.
Iniciando sus actividades del día se llevó a cabo una conferencia de prensa en el salón de usos múltiples de la Municipalidad donde destacó a “equipos como estos (refiriéndose a las integrantes del Servicio de Violencia Doméstica), con tanta energía, tanta convicción para llevar adelante innovaciones que son fundamentales para la democratización de la vida. No se trata sólo de la violencia ejercida contra las mujeres, se trata de la sostenibilidad de una vida digna, para las mujeres y para los varones”.
Adentrándose en el tema en debate, motivo de la jornada de capacitación para profesionales y técnicos, la Dra. Barrancos indicó que “la mayor libertad de las mujeres solo puede asegurar mayor dignidad a los varones. Esto tiene que saberse muy bien porque no hay avances en materia de derechos humanos que no signifiquen que toda la humanidad sea efectivamente beneficiada con el aumento de derechos de una parte de la humanidad”.
Fue categórica en una apreciación: “no hay ninguna mujer que esté fuera o estuvo fuera de la experiencia de un acto violento. Porque la violencia es, antes que nada, una conformación simbólica. El patriarcado es un orden de exclusiones que tiene un principio simbólico, sin el cual no podría actuar. Por otra parte, el patriarcado es una invención humana, no tiene nada que ver con ningún mandato de la trascendencia, no tiene nada que ver con ningún orden divino. Tiene una data de nacimiento que no tiene una fecha precisa, pero que se puede ubicar en nuestras sociedades primitivas, 10 o 15 mil años atrás. De modo que hay un gran lapso en el cual la humanidad no conoció el régimen jerarquizado del sistema sexo género. Como es un hecho histórico, con mucho optimismo podemos suponer que algún día cerrará su ciclo”.
Destacó en otra parte de la conferencia que “hay un proceso discriminante que ocluye la posibilidad de desarrollo pleno de una mujer. ¿Por qué las mujeres no podemos estar en las mismas funciones que los varones? Hemos ganado mucho pero hay que seguir ganando otras batallas”.
Habló de la importancia de tener medidas de acción positiva, “un derecho puede estar garantizado pero no hacerse efectivo. Tenemos derechos formales y a veces hasta falta de interpelación a los mismos. Muchas mujeres todavía no están al tanto de la ley 26485, que es una ley fundamental, una de las muchas leyes que hemos conseguido. Cuando un derecho universal no coagula como tal, no se expresa, por eso la propia Constitución prerroga a favor de medidas de acción positiva. La Argentina es uno de los países que ha empleado este mecanismo que es fundamental”.
La profesional visitante luego reafirmó que “para decir un ejemplo concreto, la ley de cupos en la Argentina fue una medida de acción positiva, que frente a la universalidad de los derechos políticos que no se cumplían, con listas cubiertas de nombres masculinos, la ley de cupos vino a ser una reparación para la base de un derecho que no se cumplía”.
Destacó la “importancia de acciones como las que se desarrollan en el Municipio. Hay que tener una fina audición del propio derecho, hay que incorporarlo a la vida práctica. Hay todavía problemas severos, pero creo que vamos a asistir a grandes cambios. Después de la movilización del 3 de junio mucha gente se dio cuenta que hay un flagelo que es conviviente, de la experiencia de todos los días. Soy una optimista irredenta que vamos a tener cambios en la medida que las mujeres sean más interpeladoras del derecho. Que exijan ser escuchadas, la aplicación de las medidas que correspondan para llevar adelante alguna forma de inhibir, cohibir, hacer desaparecer el acecho, la humillación, las formas de asedio típicas que han sufrido las mujeres a lo largo de la historia patriarcal”.

 
 
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