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Hermana Liliana, Directora del Hogar La Providencia.
Pide que no se naturalicen las situaciones de carencia.

Y recuerda que los subsidios son parches, que no dignifican.
“Es realmente muy doloroso, muy difícil. Yo dije que no quiero seguir hablando de esto porque durante todo este tiempo he hablado mucho a través de notas y reuniones. Me interesa que hagamos. Reunión tras reunión la realidad del otro no cambia. Es necesario poner manos a la obra y que la realidad de esta gente vaya cambiando”.

Hace unos días atrás la Hermana Liliana Moyano, Directora del Hogar La Providencia, ahora transformado en Hogar Abrigo, envió al Intendente Municipal una carta donde llama la atención sobre la situación de varias familias que están sorteando carencias básicas muy importantes y en todos los casos la vulneración de derechos es, sobre todo, hacia los niños.
Indica en alguno de sus párrafos que “se ha invertido mucho, para no modificar nada de fondo, para agravar la situación”.
Consultada por La Nueva Radio Suárez, la Hermana Liliana expresó que “es una realidad que he venido manifestando durante todo el tiempo que estoy en Coronel Suárez. No es la primera vez que expreso esto, sí es la primera vez que es a través de una carta. Lo he manifestado en notas, en reuniones personales con el Intendente, en encuentros grupales donde me ha acompañado un grupo de personas ante las autoridades que corresponden. Nosotros no abarcamos toda la realidad, visitamos a un grupo de personas y veo sistemáticamente que año tras año su realidad no cambia. Esta realidad de sufrimiento y de padecer las necesidades básicas. Incluso me he reunido en su momento con el Concejo Deliberante para plantear cómo hacemos para que la realidad se modifique realmente, considerando que es algo que se mantiene año tras año”.
Consultada en torno a cuál es esa realidad a la que la Hermana invita al Intendente “a estar en ella en primera persona, no a través de terceros”, apuntó que “esa es la única forma en que uno puede entender la dimensión de vivir en lugares con chapas o de no tener para comer, o que uno lleva leche a una familia y una nena está jugando y se abraza al pack de leche diciendo ‘esto es mío’. Esas son actitudes que los niños comúnmente no tienen, salvo que haya una situación de carencia muy marcada. Desde el Hogar, con el apoyo de la comunidad, podemos compartir y hacer algo, pero no solucionamos nada en serio. Son todas las cosas que nosotros consideramos normales en nuestro día a día, cuando hay familias que no tienen estas cosas”.
Agregó que “es realmente muy doloroso, muy difícil. Yo dije que no quiero seguir hablando de esto porque durante todo este tiempo he hablado mucho a través de notas y reuniones. Me interesa que hagamos. Reunión tras reunión la realidad del otro no cambia. Es necesario poner manos a la obra y que la realidad de esta gente vaya cambiando” concluyó la Religiosa.

 
 
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