El pasado viernes 29 de mayo del 2015 viví una experiencia profesional que entiendo merece ser compartida. Fui convocada para representar al Colegio de Trabajadores Sociales de la Provincia de Buenos Aires como miembro de la Unidad Técnica de Selección que evaluaría a los postulantes al cargo de Jefe del Servicio de Salud Mental del Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Pigüé, en el marco de un concurso organizado a tal fin.
Compartí dicha responsabilidad con un representante del Colegio de Psicólogos, una médica psiquiatra, un representante del Ministerio de Salud de la Región Sanitaria l y el Director de Salud de la Municipalidad de Saavedra. Además de ello nos acompañaron en calidad de veedores el Jefe de Personal y el Secretario General del Sindicato de Empleados Municipales del citado municipio.
Previamente y por escrito recibimos una resolución de la Secretaría de Salud denominada “Reglamento para la Cobertura de Funciones Jerárquicas dentro de la estructura orgánica funcional del Hospital de Pigüé” donde se indicaba el procedimiento para evaluar tanto antecedentes profesionales así como el proyecto escrito que cada postulante debía presentar y las entrevistas personales que se realizarían.
Aquello escrito en la resolución, que inicialmente observé con cierta perspicacia, fue traducido a hechos reales al momento del concurso. Profesionales de diferentes disciplinas y representando intereses sectoriales diversos nos encontramos para decidir mediante el debate teórico y el análisis práctico sobre los desafíos del Servicio de Salud Mental quién sería el postulante con el perfil idóneo para liderar dicho proceso.
No puedo dejar de mencionar que los hechos precedentes, que dan cuenta de una modalidad absolutamente democrática de ejercicio de la función pública, me movilizaron significativamente, reafirmando viejas convicciones sobre una sociedad en la cual se accede a los espacios de decisión mediante la idoneidad profesional disputada en igualdad de condiciones.
Además de ello, el concurso se enmarca en lo indicado por la nueva Ley Nacional de Salud Mental Nº 26.657 en la cual se establece que cualquiera de los miembros del equipo interdisciplinario de Salud Mental puede acceder al cargo de Jefe del Servicio, cargo históricamente cumplido exclusivamente por médicos psiquiatras.
Por ello, una de las postulantes, fue una colega trabajadora social, marcando con su presencia un hecho histórico para la profesión en la lucha por su jerarquización profesional.
Entiendo que debe conocerse que aún existen lugares y espacios públicos que se ocupan mediante procesos democráticos que otorgan legitimidad a su acceso. Es importante que lo sepamos, especialmente los que seguimos creyendo en que lo que debe ser no debe permanecer en el lugar de lo inédito.
Lic. Marta Cimarosti. MP 6005