El viernes por la noche, la sala de deliberaciones del Concejo Deliberante, poblada de gente, como nunca se ha visto, escuchó la disertación del Christian Fritz, que especialmente invitado por los alumnos de 6to año A del Instituto José Manuel Estrada, habló sobre su vida, sobre su enfermedad, lo que ésta ha significado, dejando un conmovedor mensaje en pro de la vida, que lo aprendió inicialmente de su propia madre.
Es de destacar el esfuerzo, el empuje del que dio muestras un grupo de jóvenes de entre 17 y 18 años que fueron motor para la presencia de este destacado disertante en nuestra ciudad.
En tiempos en que los adultos están preocupados por los ídolos de los jóvenes, este grupo no deja de repetir, luego que conocieran a Christian en Pascua Joven, este año, en San Isidro –un retiro espiritual que se hace en los días centrales de la semana santa- que “Christian es un grosso”.
La amistad iniciada allí se profundizó luego a través de las redes sociales, por lo que surgió la invitación para que viniera a disertar a nuestra ciudad.
Fue declarado Huésped de Honor, por parte del Concejo Deliberante de Coronel Suárez, decreto que le entregara la presidenta del cuerpo, Blanca Rodríguez Larumbe, presente en el recinto junto a otros concejales como José Etchegaray, Fabián González y Claudio Holzmann.
Christian tiene 25 años, en el 2011 se recibió de periodista, el año pasado, se recibió de Licenciado en Comunicación Social de la Universidad de San Isidro.
El mismo, en el principio de la charla, contó que tiene una enfermedad que se denomina Síndrome de Proteus, más conocida como la enfermedad del hombre elefante.
“Somos 186 casos en todo el mundo, 2 en Sudamérica, Jeffry en Colombia y yo en Argentina. Obviamente hay algunos casos más en el país, pero reconocidos a nivel mundial, que pudieron viajar a Estados Unidos a hacerse los estudios correspondientes para confirmar esta Síndrome, soy uno de ellos”.
Relató que “mi vida fue larga, desde mi punto de vista no fue tan dura. La que cargó con todo fue mi mamá, yo solamente puse el cuerpo en el quirófano. Gracias a ella yo estoy acá. Cuando yo vine al mundo de sorpresa fue muy difícil, porque la mitad de mi familia materna es muy creyente, y la otra mitad viene de un pensamiento antiguo, alemán nazi, por ende, mi nacimiento no fue el gran evento del año”.
Con mucho humor, discurrió toda la charla de Christian, que contó que eligió el periodismo porque era una profesión que amaba un amigo suyo que falleció, que la vida le ha dado la oportunidad de ser actor –de una obra teatral que cuenta su historia, en tanto está convocado para la tira “Esperanza Mía” dependiendo su participación de su estado de salud-, de trabajar en radio, ahora es candidato a concejal por el radicalismo, y permanentemente está presentando proyectos a la legislatura, relacionados con temas de discapacidad.
También relató que en septiembre, tiene previsto viajar a Estados Unidos, para someterse a un tratamiento.
Sobre las circunstancias de su nacimiento relato que “había personas que no me querían dar a conocer al mundo, que decían que no daba que yo salga a la luz. Sin embargo, cuando dieron posibilidades de esto que es el aborto hacia mí, mi mamá me agarró y dijo, que yo no era su hijo, que ella había sido un puente para que yo venga a la vida, por ende no era nadie para quitarme el derecho a la vida, por ende iba a hacer lo que Dios mandó, es decir, cuidarme y tratar de mejorar mi calidad de vida desde su punto como madre. Podemos decir, que desde el comienzo luchó sola, contra todo, me daban horas de vida. Mi mamá siempre lo cuenta que cuando uno nace, lo primero que hacen es ponerte en los brazos de tu mamá, yo tuve el lujo de sentir eso tres días después de haber nacido, porque no sabían qué tenían y realmente estaba jodido”.
Contó Christian, mientras una sala repleta lo seguía atentamente, “desde ahí ella cambió, dijo sí a mi vida, cambió 360 grados su vida, dejó el deporte que era lo que más le gustaba, dejó a las amigas, dejó los trabajos, dejó incluso a mis hermanos con 7 y 4 años para instalarse literalmente en el hospital conmigo”.
“A los 20 días de nacido fue mi primera operación de 16 que tengo. Fuimos de hospital en hospital, y mi mamá se tuvo que bancar muchos golpes, porque en varios hospitales porque la rechazaban. En el Garrahan le dijeron que luchar por mi era como tirarse de un avión sin paracaídas, que no valía la pena. Sin embargo, mi mamá decidió seguir. Nos chocamos con el Hospital de Niños Dr. Ricardo Gutiérrez en Palermo, ahí conocí al Dr. Eduardo Estéfano, que le dijo a mi madre que era muy difícil encontrar una cura, que era difícil que yo siga vivo, pero no imposible. Gracias a él hoy estoy por cumplir 26 años, sigo con él hasta el día de hoy, no lo dejo para nada. Es quien me conoce, en todo sentido”.
De lo logrado a lo largo de todos estos años, dijo Christian que “aprendí a luchar, a poner todo el esfuerzo. Cuando tenés una enfermedad o una discapacidad es difícil salir al mundo. Es común que te juzguen, te miren, te discriminen, que se rían, que te digan aborto de la naturaleza, jorobado de Notre Dame, animal, bestia, etc.”
“Mis hermanos se ponían muy mal, mi mamá también. Ellos siempre me preguntaron por qué no sufría, por qué no me deprimía. Recuerdo que a los 6 años les decía que no tenía tiempo para las tonterías porque mi cabeza tenía que estar en el quirófano. Mi familia me quiere, mis hermanos me quieren, y con eso me basta. Como siempre dije, los que me aceptaron, me aprovecharon y sacaron todo el jugo que necesitaban, y los que no, se perdieron por el miedo”.
Agradeció al colegio en el que estudió el Santa María, administrado por el Colegio Marín, “donde no era Christian Fritz, pobrecito discapacitado, sino era uno más, muchas veces en la dirección, por eso mi mamá vivía en el colegio. Fuimos estudiando siempre con la misma camada de amigos, los tres últimos años en el Colegio Marín, donde se hace el retiro Pascua Joven. En el momento de la adolescencia, fue cuando estuve más rebelde, más loquito. Sufrí discriminación, que para mí no me importaba, pero cuando veía que discriminaban a otro es cuando me ponía más loquito”.
Christian trabajó con Víctor Hugo Morales en radio Continental, fue columnista de rugby para ESPN. “Por temas de salud tuve que irme de algunos medios que me gustaban y empecé a trabajar en radios zonales, y empecé con la idea de escribir una obra teatral sobre el caso de mi enfermedad. El año pasado lo llevamos al teatro y llenamos todas las funciones, al principio no iba a actuar, y luego me convencieron mis amigos de hacerlo. Yo no soy actor, pensé que muchos iban a decir “qué va a hacer este, robando en el teatro”.
“Estuvo muy bueno, y ahora volvemos a hacerla, la presentamos en Misiones, y en la localidad de Darregueira”.
Luego, en el transcurso de las preguntas Félix Meier, integrante de la comisión directiva de la Sociedad Española, puso a disposición el cine Cervantes para que la obra se presente en Coronel Suárez.
El año que viene estará presentando su libro, que es una autobiografía de la cual dijo “quienes lo compren se van a pegar un tiro porque son 400 páginas de toda mi historia de vida, todo lo oculto. Es como el libro negro de Lanata, algo así”.
“Estoy muy contento, pensando mucho en proyectos, estando tranquilo, sabiendo que la salud evoluciona en nuestros casos que no tenemos cura. Voy tranquilo, viviendo el día a día, porque la vida es una sola. Si te ponés a pensar cosas malas, cuando seas viejo te vas a querer pegar un tiro, porque desperdiciaste tu vida. Siempre digo que cuando naces enfermo tenés dos oportunidades: salís adelante sin que te importe nada lo que digan los demás, o por el que dirán de los demás te encerrás en cuatro paredes como si fueras un potus y dejas que venga la muerte y te lleve tranquilamente”.
Luego agrego que “no tengo banderas políticas, soy de Dios”.
Relató que “en estos meses pasados la pasé muy difícil porque estuve peleando por la modificación de una pensión de Ley de Discapacidad. Gracias a Dios el miércoles pasado presenté un proyecto de modificación de esa ley, donde las personas con discapacidad puedan cobrar la pensión y al mismo tiempo trabajar, porque es algo digno para las personas enfermas, es lo único que nos hace sentir normal dentro de todo, y me parece injusto que quizá se gaste mucha plata en otras tonterías. A veces uno se siente dolido, sin agredir, sin insultar, ni nada, y en vez de que te apoyen los que te tienen que apoyar, te den la espalda sólo porque sos libre y no te pueden comprar con votos o con promesas. El verdadero discapacitado nunca se vende por plata, y los ideales del verdadero discapacitado es siempre pensar por los demás no por uno mismo”
Y dando muestras de una fe inagotable, cerró su charla diciendo que “Voy a seguir haciendo lo que Dios me pidió que haga, sobre todo ahora dando charlas especialmente en el interior del país. Cuando me pidió el grupo de chicos de Coronel Suárez que conocí es Pascua Joven que venga aquí a dar una charla, lo sentí de corazón. Me llenaron mucho, demasiado, como para sentir que Jesús estaba sentado conmigo, y eso no pasa con cualquiera. Yo sé del presente de mi enfermedad, sé que está empeorando. Hoy estoy en Suárez y mañana puedo estar en terapia intensiva. Es así mi vida, lo que me tocó, y le agradezco a Dios porque esto me hace cada vez aprender más y valorar mucho más la vida, amarla sobre todo”.
“Le agradezco a Dios por todo lo que me dio. Invito a los adultos a prestar el oído a sus hijos, a darle la importancia que necesitan. Estoy contento de estar compartiendo mi historia con todos ustedes. Desde chico, a los 11 años empecé a dar charlas, ya llevó 1.200 charlas. Me pueden faltar los dedos del pie, el día de mañana un brazo o una pierna, pero mientras el corazón lata, nada me va a frenar. Dios quiso que valore la vida, y que crea en él. Siempre digo que hay mil motivos en la vida para bajar los brazos, para abandonar, para tirar todo a la basura. Pero después recuerdo que hay millones de razones para volver a levantar los brazos, como ver a mi sobrino a los ojos”.
“Él es el motivo por el que me levanto cada día a las 5 de la mañana a hacer diálisis. En estas tres semanas pensé en cada uno de los jóvenes del grupo de whatsapp de Coronel Suárez. Tenemos que demostrarle a los jóvenes que en la vida todo se puede, que no existe el no puedo, porque eso es una barrera, y esa barrera es uno mismo. Hay que aprender a sacarla y aceptarse como uno es y está. Hay que animarse a vivir como sea. Me animé a decirle sí a la vida, porque para mí el más grande héroe del mundo, jamás tuvo superpoderes, rayos ni armas, sino que por amor, se entregó hace 2.000 años en la cruz. Con eso sólo bastó, sin conocerlo, para que yo le diga sí a la vida, si a los jóvenes y sí al mundo”.