Durante muchos años, este matrimonio trabajó haciendo orden y limpieza en la gruta de la Virgen del Rosario de San Nicolás. Siempre lo hizo por voluntad propia, por convicción, y con absoluta fe.
Empezaron a cuidar esa gruta, cuando llegaron de trabajar en el campo. Cumplieron esa labor por espacio de más de 10 años.
Muy religiosos, los dos, concurrían siempre a rezar en la gruta de la Virgen del Rosario. Nefer limpiaba el piso del lugar, en la parte central de la gruta, donde está el altar y la imagen de la Virgen, y por vario tiempo Martín Orlando se ocupaba de cortar el pasto, juntar las ramas y asegurarse que el lugar luciera limpio y prolijo.
Al día de hoy, periódicamente van a rezar al lugar. Nefer, cada mañana que sale a caminar pasar por la gruta, para hacer sus oraciones matutinas. Y cada año, los dos, ahora acompañado de un nieto viajan a Luján para rezarle a la Virgen, y también van a San Nicolás para presentarle sus oraciones de gratitud por las gracias recibidas a la Virgen del Rosario. “Yo le pido algo a la Virgen, y me le concede”, dice la mujer, mientras que el marido reafirma “en todos estos años no dejamos de ir a Luján y a San Nicolás. Esa es la salida nuestra todos los años”. |