Todo comenzó pasadas las 14,30 horas de un sábado esplendido con un sol casi primavera, increíble para un 16 de Mayo, con un viento que hacia flamear la inmensa bandera enarbolada en el mástil ubicado exactamente en la mitad del amplio predio donde comienza a adoptar las formas del denominado Parque de la Gloria, una iniciativa de la Agrupación de Veteranos de Malvinas emplazado a pocos kilómetros del centro de la ciudad, sobre ruta 85 y acceso al Pueblo Santa Trinidad.
Una hora antes comenzó a llegar el público, los vecinos, algunos portando reposeras para tomar posiciones después de la procesión frente al altar levantado en las proximidades de la gruta que contiene la inmensa imagen de la Virgen del Rosario de la Defensa y Reconquista de la ciudad de Buenos Aires.
Una virgen que tiene un significado histórico en todo el proceso Malvinas, desde la asignación del “Operativo Rosario”, las constante muestras que brindo durante la lucha armada, la invocación permanente, cuando el padre Vicente Martínez rezaba misa en alguna trinchera, con los mismos accesorios litúrgicos que utilizó el sábado pasado para el oficio religioso que se llevó a cabo en el Bosque de la Gloria y ahora la profunda devoción que se ratifica con el inmenso acto cumplido.
Los hombres de a caballo, fueron quienes encabezaron la procesión, nuestros jinetes con sentido patriótico y tradicionalista nuestro sentir nacional con sus emprendados, estandartes y su presencia que marco el camino hasta llegar en procesión hasta el altar y la gruta donde la Virgen y el niño, en una obra tallada a manos por un escultor de Sierra de la Ventana, con sus objetos adicionales, las coronas y el cetro obra del escultor suarense y joyero artesanal Hugo Zaballa.
Allí comenzaba una jornada que resultaría histórica para la ciudad, que reafirma los principios de la causa Malvinas, que acerca cada vez mas al corazón de los argentinos y de los suarenses en particular, a nuestros hombres, veteranos de Malvinas, quienes arriesgaron sus vidas en pleno conflicto bélico del 82 y los que dieron sus vidas quedando en las islas irredentas para quienes el homenaje es permanente simbolizados en cada una de las plantas que se encuentran en el Bosque de la Gloria.
Detrás de los jinetes, delegaciones escolares, de las instituciones de la ciudad con sus respectivas identificaciones, los integrantes de la Agrupación Veteranos de Malvinas, los combatientes de entonces que concurrieron especialmente invitados, trayendo no solo sus presencias relevantes, sino sus historias de vida, medallas que son testimonio de actos heroicos, las autoridades políticas, representantes Municipales y ciudadanía en general que avanzó por el amplio predio hasta tomar ubicaciones frente al altar y la gruta donde quedó emplazada la virgen.
Las Bandas Bartolomé Meier y la Militar del Regimiento de la ciudad de Pigüé apostadas en los extremos donde estaba el grueso del publico formadas y prestar para su intervención, así comenzaba una tarde brillante en lo climático, sensible y conmocionante en lo espiritual para los suarenses, pero muy particularmente paras nuestros Veteranos de Guerra y para asombrarlos por apreciar la dimensión de la movilización llegaron de otras zonas vecinas y lejanas del país.
Se reafirmada el sentimiento Malvinero en Coronel Suárez, no era ni 2 de abril, ni el 25 de Mayo, era una día mas, con un sol esplendido, prueba elocuente que Malvinas vive por siempre.