CLIMA FARMACIA DE TURNO
FACEBOOK CONTACTOS

Atrás
Diego Areán, Diácono.

“No podría haber mejor momento para recibir esta gracia de la ordenación para mí que esperando un hijo, porque queda bien claro que esta vocación se manifiesta en el seno de mi familia”.

Anoche fue consagrado Diácono, junto a Alberto Segui, por el Arzobispo de Bahía Blanca, en una emotiva ceremonia a la que asistió muchísima gente.
Horas antes de este acontecimiento, para el que se prepararon durante varios años, Diego Areán estuvo en La Nueva Radio Suárez para hablar de sus expectativas, su compromiso y este nuevo servicio que adquiere para brindarse a la comunidad.
“Es un día muy especial. Como muchas veces nos pasa uno no puede llegar a medir lo que acontece. Se trata de vivir este momento desde lo que uno siente, de esta alegría inmensa, de lo uno puede analizar mirando hacia atrás y cómo uno llega a este momento; y también desde la promesa, desde todo lo que se puede llegar a gestar a partir de lo que vamos a vivir con Alberto y nuestras familias”, dijo al referirse a su consagración como Diácono.
¿Promesa de qué cosas? fue la pregunta a Diego Areán, y su respuesta estuvo plagada de la convicción religiosa que ha reafirmado a cada paso de su propia historia: “la vocación es de la Iglesia. Es algo que Dios regala a nuestra Iglesia y particularmente a la de Coronel Suárez. Nos tiene a Alberto y a mi como protagonistas y responsables directos, pero es una vocación que la celebramos todos. Digo promesa porque uno se ha preparado durante muchos años, en mi caso más de 20, para vivir este momento que es de mucha integración de mi vida. Por eso en primer lugar es una gracia muy grande que a los 42 años pueda mirar para atrás y pueda unir un montón de hilos sueltos y poder avizorar un poco la trama. Digo avizorar, mirar, porque en realidad uno siempre que va creciendo va descubriendo las cosas que van pasando y a veces no las llega tampoco a descubrir. Es un momento para mirar para atrás y mirar esta trama en que Dios se ha metido en mi historia, desde muy chico, y hoy pongo un nombre a 42 años de vida. No es el final, sino el comienzo de una promesa de servicio, de entrega, de acercarme al pueblo de Dios desde un lugar nuevo como Ministro. Lo hago con mi familia, desde la vida de familia, con mi esposa, con mis hijas, Alfonsina y la que está viniendo. No podría haber mejor momento para recibir esta gracia de la ordenación para mí que esperando un hijo, porque queda bien claro que esta vocación se manifiesta en el seno de mi familia. Es con mi familia, mi mujer y mis hijas desde donde la voy a vivir”.
Aclaró que como le dijeron alguna vez no va a ser como el cura de barrio: “no, es una vocación particular, que participa del Ministerio del Orden Sagrado. Pero desde adentro de la familia”.
Hace unos pocos días atrás Diego Areán fue al Monasterio de Puan para recoger los atuendos que vistió el viernes, que se lo prepararon las Hermanas Clarisas, las monjas de clausura de ese Monasterio. Recordó ese encuentro con mucha emoción, ya que estuvo en un seminario de Jesuitas, dejando luego esa formación porque descubrió que quería ser padre de familia. Por eso en el principio de la entrevista habló de juntar los hilos sueltos para ver cómo Dios había ido tejiendo la trama de su historia, hasta conducirlo hasta el diaconado.
El diaconado tiene la riqueza para los católicos de encontrar un par, con vivencias muy parecidas a la mayor parte de la comunidad laica, y que puede guiar, enseñar, mostrar y ayudar a encontrar el camino hacia Dios.
“Estamos en la vida cotidiana de verdad: trabajamos, no llegamos a fin de mes, vivimos con nuestros hijos los miedos e incertidumbres propias a todos los padres y en el matrimonio, en la construcción cada día de la vida matrimonial, con la esposa que elegimos. El sacerdote, el presbítero, aporta otra riqueza, la mirada necesaria de alguien objetivo, que pueda estar afuera, de alguien que no pueda estar si se quiere involucrado en lo cotidiano para iluminar eso cotidiano. Esta comunidad no tiene experiencia en contar con diáconos, nosotros tampoco. Nos equivocaremos, seguro, mas al principio espero y después menos, cuando vayamos creciendo”.
Haciendo alusión al proceso que siguió hasta el diaconado comentó Diego Areán que “desde mi niñez tuve inquietudes vocacionales. Me empecé a preguntar cómo seguir a Jesús, a preguntarme si quería ser sacerdote o si quería ser padre de familia. Participé en movimientos, hablé con muchos sacerdotes y religiosas. Fui durante varios años franciscano y después descubrí con mis propios hermanos frailes con los que yo vivía que eso no era para mí. Especialmente en la experiencia de paternidad inexistente en la vida religiosa. Empezar a descubrir que mis amigos de Daireaux y de otros lados empezaban a ser papás y yo estaba renunciando a eso”.
“Empezar a decir no, mi vocación de seguimiento de Jesús permanece pero en ese lugar no, fue un proceso difícil en ese momento. Pero eso ahora, mirando para atrás, me doy cuenta que no hay mejor momento que ahora, cuando voy a ser papá de nuevo, entre otras cosas confirmar las razones por las que quiero seguir a Jesús. Estoy viviendo un momento de mucha integración. Reconozco lugares físicos donde me empiezo a inquietar por seguir a Jesús. Reconozco, entre ellos, el Monasterio de Puan, que mucha gente de la comunidad conoce. El sábado fui a Puan a buscar los ornamentos con los que me voy a vestir como Diácono, que me los hicieron las Hermanas Clarisas. Yo le decía a una monja que conozco desde hace más de 20 años: vengo como peregrino, porque vengo a buscar ese hilo que quedó ahí suelto, para llevarlo y para unirlo el viernes en mi ordenación, junto a mi mujer y mis hijas”.
Consultado si siente el peso de no poder equivocarse, no cometer errores, o si la misma mirada misericordiosa que tiene Dios para todos también la sienten para sí, respondió que “la mirada de Dios está siempre presente y es nuestra fortaleza. La fidelidad de Él va a ser mi fortaleza, no mi fidelidad. Yo construyo que Él ha sido fiel cuando me ha llamado, lo lee en todos mis años de vida, y yo soy el que ha ido y vuelto, he dado vueltas, hasta terminar descubriendo que a lo que Él me llamaba era a ser diácono permanente. Es esto que me hacía ruido y no podía ponerle nombre”.
El recientemente consagrado diacono sostiene que “la fidelidad de Él se sostuvo, la mía fue la que fue dando vueltas. Y creo que ahora va a ser igual. Es cierto que hay una comunidad que espera de nosotros un testimonio, que es una gran responsabilidad, espera un testimonio nuestro y de nuestras familias. Lo ponemos a disposición, en las manos de Dios y de María, para que nos ayude a ser fieles, como Él lo es” concluyó expresando horas antes de la ceremonia de ordenación diaconal que se produjo en la noche del viernes en la Parroquia Nuestra Señora del Carmen junto a Alberto Segui, quien también había visitado los estudios de La Nueva Radio Suárez en el transcurso de la semana.

 
 
- - La Nueva Radio Suárez - - 101.3 Mhz. - - LRM 818 - 02926-430005 - -