Es Veterano de Guerra de Malvinas. En su carácter de sacerdote acompañó a las fuerzas que el 2 de abril desembarcaron en las Islas Malvinas y se quedó permanentemente con los soldados durante toda la guerra oficiando misas, entregando rosarios, que eran consuelo y sostén en los momentos más duros; también tomando la mano de los soldados heridos, abrazando para dar consuelo y siempre, en todo momento, llevando la palabra de Dios a través de la oración.
El Padre Vicente Martínez ya está en Coronel Suárez nuevamente, porque ha venido a esta ciudad varias veces, invitado por los Veteranos de Guerra suarenses, y ha llegado para participar de la ceremonia de entronización de la Virgen del Rosario de la Reconquista y Defensa de la Ciudad de Buenos Aires en el Parque “Héroes de Malvinas”.
El viernes en conferencia de prensa, hablando con los medios de la ciudad, mencionó lo que implica el hecho de tener este Parque en Coronel Suárez y que en él esté una imagen de la Virgen a la que se encomendaron los soldados que fueron a Malvinas.
“Me parece que esta idea de hacer un parque es extraordinaria. Este es un hito en el país, porque los Veteranos fuimos traídos y escondidos luego de la guerra. Ahora es como un reconocimiento y una puesta en valor porque se están descubriendo las hazañas de muchos. Yo aquí en Suárez, en uno de los colegios, leí una vez una composición de un muchacho que decía que en las fechas de la patria había que recordar a héroes que están en el bronce, pero están muy lejanos. Y decía: en este 2 de abril nosotros vemos héroes pero de carne y hueso que caminan en nuestras calles”.
Sobre los signos de protección que dio la Virgen del Rosario en ocasión de la Guerra de Malvinas, apuntó algunos de los innumerables que hubo a lo largo de toda la contienda.
“La operación en Malvinas se llamó ‘Operación Rosario’, en honor a esta Virgen. Cuando íbamos a desembarcar las condiciones impidieron hacerlo en un primer momento, porque en lugar de entrar con marea baja se entró con marea alta y cuando se quisieron echar anclas no daba la profundidad. La correntada fue corriendo a los barcos hasta poder hacer pie. Ese movimiento, que para nosotros es apercibido, nos salvó la vida, porque el lugar en el que en principio se iba a desembarcar eran campos minados por los ingleses. Eso lo interpretamos como uno de los signos de la Virgen”.
Recordó que “las misas se rezaban todos los días, no las suspendíamos jamás, ni por un bombardeo ni por nada. Teníamos nosotros un Jefe, Mohamed Alí Seineldin. Cuando yo le advertí que había comentarios de que el Regimiento 25 se dedicaba demasiado a la espiritualidad, que había que hacer más defensa, llenando bolsas de arena, para hacer parapeto, Seineldin me contesta: ‘entre una bolsa de arena y el manto de la Virgen prefiero la protección de la Virgen a la bolsa de arena’. Una cosa un poco incomprensible, pero nos dimos cuenta de la razón cuando nosotros vimos lo que podía una bolsa de arena y lo que podía la honda expansiva de una bomba, cuando hace un cráter de 12 metros de diámetro por 4 de profundidad. ¿Qué podía hacer una bolsa de arena frente a eso?”.
Más adelante un relato que grafica la fe pero también la protección de la Virgen para los soldados en Malvinas.
“Como no tengo escuela de guerra yo tenía que hacer caso a las directivas de los técnicos, de los oficiales, de los que tienen esta escuela. Era un choque entre las órdenes militares y ponernos en manos de Dios. En una oportunidad estábamos en la misa, llega el momento de la consagración, del pan y el vino. Primero agarro la ostia, la consagro y cuando se levantan las manos para la consagración, cuando elevo la mirada al cielo, me percaté de algo que ni los soldados ni yo habíamos percibido: veo que un sea harrier lo teníamos encima de nosotros, en picada, para tirar la bomba sobre nuestro grupo. Ahí me quedo paralizado y veo que no hay tiempo, porque es un supersónico. No hay tiempo en decir alerta rojo, cada uno a sus pozos. Porque en el desbande por las esquirlas o la onda expansiva alguno iba a quedar. Ahí dije o todos o ninguno. Bajo la ostia, la sujeto bien, porque sabía que la onda expansiva o el paso del avión me la iban a volar, y digo ‘rodilla a tierra’. Todos hicieron rodilla a tierra y se quedaron creyendo que era la adoración. En ese momento llega y pasa el avión por arriba de nuestras cabezas, después de habernos dejado la bomba. La bomba cae y estalla después del último hombre, haciendo esos cráteres de 12 metros por 4 de profundidad. Ni esquirlas, ni onda expansiva nos llegó a ninguno de los que ahí estábamos”.
Estos y otros relatos son parte de los muchos signos de protección que la Virgen del Rosario dio en Malvinas. Su imagen, a partir de hoy, será coronada y permanecerá en un lugar central, especialmente preparado, del Parque que es un homenaje a los héroes de Malvinas.
El Padre Vicente Martínez acompañará la celebración religiosa de este acontecimiento, donde estarán presentes muchos Veteranos de Guerra que llegarán especialmente de diferentes puntos del país.